Por: Misael Habana de los Santos

Miércoles; la lluvia bendice y entorpece el día: una tormenta tropical golpea mi ciudad y al jardín primitivo. Pero no, mejor no hablar de ciertas cosas. Escucho a Luca Prodam y su Banda Sumo en el audio de mi carro mientras cruzo el río Papagayo y es inexorable su pecata influencia.
Al otro lado del río, aunque quisiera estar al otro lado del sol, se encuentra San José Guatemala, lugar de sesión de la antigualla conocida como grupo Aca.
Que por segunda vez sale del confort del lobby hotelero donde se reúne semanalmente para descuartizar a sus adversarios y exaltar a los suyos, sus amigos, al poder en turno ¿Cuándo han cuestionado a un gobernador?
La primera, según uno de los acasocios, fue en el Senado de la República cuando Ángel Aguirre Rivero tenía una curul por el PRI. Lo que me dijeron otros miembros del club de notables de aquel convite es que “fue con todo pagado para exaltar al anfitrión”.
Acá también fue igual. La invitación incluyó transporte de lujo, un autobús Estrella de Oro circuló a paso lento por la estrecha vía que comunica la carretera federal con este poblado de al otro lado del río, sorteó cuches y animales de corral que circulaban por la calle principal de la población bien encementada de esta especie de jardín primitivo excluido del desarrollo turístico de Punta Diamante.
Todo pagado por el anfitrión. El desayuno: tamales, papaya picada, queso de prensa, salpicón en verde y rojo, frijoles guisados con manteca de cuche, huevos a la mexicana y tortillas de máquina “porque estaba lloviendo”, me dijo la cocinera Marilú Olea Morales que fue auxiliada por cuatro cocineras, todas de apellido Olea, conocidas como “las del sazón” en referencia al grupo musical costachiquense Los del Sabor. Desayuno para 200 personas.
Para empezar el protocolo, ya saben, saludos zalameros al alcalde perredista Tomás Hernández Palma, por parte de la feligresía del halago.
Llamó la atención la participación de Jorge Vielma, hijo de Jorge Vielma Hera “el Machete“ que sin sonrojo alguno soltó sus deseos inmediatos; más o menos, que le gustaría que el munícipe sanmarqueño gobernara Acapulco o Chilpancingo para dar solución a los problemas que están viviendo estas entidades gobernadas por Morena. El deseo lo repitieron otros “notables”.
Una voz disidente del coro de halagos, la de Mónica Corazón, quien después de escuchar al alcalde hablar sobre el desarrollo turístico de la Riviera San Marcos, le pidió a Tomás Hernández traer a inversionistas éticos, nada parecido a los desarrolladores de Acapulco Diamante que han deteriorado el medio ambiente y privatizado las playas.
Y es que este jardín primitivo, al lado de Acapulco, aún conserva su belleza natural integrada por lagunas, ríos, esteros y playas que las carreteras federales dejaron fuera del “desarrollo” por al menos 60 años y que la industria sin chimeneas pronto devorará.
La participación de la mayoría de Acasocios por intrascendente la podemos obviar. Alan Argüello ofreció su conocimiento en el manejo de redes sociales para difundir el trabajo de Hernández Palma ¡Válgame Dios!
Omar Hernández, el rico viverista de Acapulco, dentro del protocolo, le obsequió una escultura con la esfinge de un corcel negro que recuerda al garañón de Amuco de La Reforma cuando el llamado Tigre de Huitzuco, Rubén Figueroa Figueroa, le soltó cincuenta yeguas el cuaco, cuenta la leyenda, que la resistencia sólo le alcanzó para 30, las otras veinte sólo escuchaban los relinchidos del caballo desde la punta de la loma.

“No, no, no, mejor no hablar de ciertas cosas…” canta Luca Prodam, líder de una de las bandas de funk, rock, más influyentes de la escena musical argentina. Mientras tanto yo abandono este jardín primitivo.