Por Misraim Olea Echeverría
El pasado 5 de agosto el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL), publicó los resultados de las estimaciones de pobreza multidimensional correspondientes a 2018 y 2020; este estudio está basado en parte en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018 y 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Los resultados que arroja señalan que entre 2018 y 2020 el porcentaje de la población en situación de pobreza aumentó de 41.9% a 43.9%; el número de personas en esta situación pasó de 51.9 a 55.7 millones, es decir aumentó 3.8 millones en dos años. En el caso de la pobreza extrema el aumento pasó del 7.0% a 8.5% en el mismo periodo y equivale a 2.1 millones de personas más en esta situación, pasando de 8.7 a 10.8 millones.
Esta cifra es el resultado de la modificación de los programas sociales que de manera integral atendían las diversas problemáticas. La política de entregar los recursos directamente a las y los beneficiarios quizá no ha sido lo más adecuado, ya que los apoyos que eran destinados para asuntos específicos en beneficio de las familias ahora pueden ser utilizados en cosas que no ayudarán a mejorar la calidad de vida.
Es necesario resaltar que parte del estudio se basa en encuestas realizadas de agosto a noviembre de 2020, año de la pandemia del COVID-19 y periodo en el que apenas se comenzaban a percibir los estragos por haber cerrado miles de negocios, si a esto sumamos la eliminación de programas como comedores comunitarios y empleo temporal, encontramos que las familias que viven al día vieran afectadas aún más sus posibilidades de acceder a la alimentación diaria.
En materia de carencias sociales, CONEVAL señala como “el mayor cambio” el aumento de 12.0 puntos porcentuales en la carencia por acceso a los servicios de salud, cifra que pasó de 16.2% a 28.2% en el mismo periodo, esto está relacionado directamente con la eliminación de programas importantes como PROSPERA, Seguro Popular y Gastos Catastróficos.
Al eliminar PROSPERA se eliminó la condicionalidad de los apoyos que beneficiaban de las familias, por ejemplo, para que éstas pudieran accesar a los recursos las madres y padres de familias debían acudir a reuniones y capacitaciones en las que se les motivaba en el autocuidado integral, se les ofrecía información sobre higiene, alimentación y prevención de enfermedades. Al eliminar este formato, las familias acceden a recursos pero no a los servicios de salud ni a la información que ayude a mejorar su situación.
Por su parte, el Seguro Popular ha demostrado que cumplía con la función de atender a quienes no podían acceder a la seguridad social, situación que el INSABI, a casi tres años de su creación no ha logrado ni siquiera entregar medicamentos completos en las unidades hospitalarias del país.
No podemos omitir que la pandemia influyó en cierta medida en estos datos, el cierre de negocios y empresas afectó directamente la generación de empleos y creó las condiciones para que la economía se detuviera, pero también, es necesario recalcar que el crecimiento de la pobreza se debe a políticas públicas inadecuadas.
Un slogan muy popular de López Obrador fue “Primero los pobres”, que se refiere a la aplicación de recursos y programas a la población más necesitada, sector que requiere de un mayor apoyo del gobierno y por ende es más susceptible a la clientela política. Con los datos del CONEVAL pudiéramos pensar que para que el slogan tenga sentido y el gobierno de la cuarta transformación más fuerza, primero hay que multiplicar a los pobres.