Misael Habana de los Santos

Misael Habana de los Santos.

Por la falta de vida auténticamente comunitaria los acapulqueños vivimos encapsulados en nuestros lugares comunes a veces tan solo por no romper el cristal de la ventana de la cotidianeidad de la trash cultura que nos deja el turismo de la clase media aspiracionista y que nos mantiene enclaustrados.

La anterior reflexión es consecuencia del encuentro comunitario que se generó entre el público, mayoritariamente porteño y un grupo de músicos de formación académica y artística, originarios de Xalapa, Veracruz – estado invitado al Festival de La Nao – que utilizan el escenario como un espacio lúdico en el que participamos todos sin excepción.

¿Cuanta gente entra en el foro de Sinfonía del Mar? No se sí tiene importancia aquí lo cuantitativo, muy bueno para organizadores y detractores. Teatro lleno… pero me interesa lo contrario: lo cualitativo.

La masa tirando buena onda demostró que iba a divertirse y a vivir, a pasarla bien y trasladó la alegría a la rígida gradería de cemento.

El público, no me gusta llamar a este respetable así, bueno les chiques solo querían divertirse, incluso, toleró con paciencia budista los protocolos de la oficialidad cultural que en este éxitoso festival, neta, se han excedido.

Incluso tuvieron que tolerar a un subproducto de la cultura del espectáculo, algo que transita entre Alicia Villareal y el endulcorado pop de Belinda, claro, sin la presencia seductora de la flaca, originaria de Aguas Prietas y cuyo nombre no me gustaría recordar.

Más aún, Los Aguas Aguas, con teatro lleno que ya pedía una bocanada de aire fresco, llegaron una hora y media después de lo anunciado porque los señores, del hotel al foro, se encontraron con un fuerte embotellamiento de chelas, autos, mota y rock&roll. ¡Literal!

Así que cuando arribaron al lugar Demiss Arenal Reyes (voz principal), Edwin Bandala Mayoral (jarana y coros), Connan Contreras Sánchez (batería y voz), Luis Felipe Balderas López (teclados), Osiel Rodríguez Quintero (guitarra), José Arturo González Huesca (saxofón), Daniel Cruz Gracia (bajo) y Manuel Monforte Romero (trompeta) el agua ya estaba como para chocolate.

El respetable compuesto por sanos muchachos, cheleros y mariguanos seguros, a estas horas ya habían arrojado mucho humo y la exquisita fragancia de la yerba ya había acariciado las membranas olfativas de los asistentes creando una atmósfera de relax, poniendo a cada quien tranquilo y tropical con 19 temas en directo.

Y estos soneros, jaraneros, para patentizar la cruz de su parroquia iniciaron con el son de La Iguana como lo hicieron 9 años atrás cuando estuvieron por vez primera en Acapulco.

De ahí pa’l real y dispuestos a continuar la fiesta que terminó hacia la media noche, estos Artistas, sí con mayúsculas, transitaron por el bolero, la cumbia, la salsa, el rock, el funk, el ska y el Regaee, todo ello pasado por el sonido y ritmo de la jarana jarocha que le da a su propuesta un sello de origen.

“Para así poder ver la luna de tus ojos,/ y guiarme solo con el sonido de tu voz, /descansar sintiendo las caricias de tus manos, /y vivir al ritmo de tu corazón” canta Demiss como un lobohombre a la noche acapulqueña.

Y sus seguidores gritan cada una de sus canciones demostrando la popularidad de la banda por acá.

¿Donde habita y convive esta tribu acapulqueña de clase media para arriba que está aquí? Jóvenes, profesionistas, empresarios… gente bonita, rastafaris, surfistas, trensitas, ropa no industrial, mujeres extranjeras, güeros y morenos que queman mota con desparpajo y bailan como lo exigen las circunstancias.

Las pasillos entre las gradas se transformaron en estrechas pista de baile que recuerdan la arena cerca del mar.

“De la playa lo que a mi me gusta mas, es caminar en la arena, /de la arena lo que a mi me gusta mas, /es dibujar tu melena, /de tu pelo lo que a mi me gusta mas, /es que llega a tu cintura,: y de tu cintura entré en la locura me gusta,/ oye que me lleva al mar” canta Demis y los Aguas Aguas, hombres trompetas, sax, trombón, batería, piano eléctrico, sintetizador, bajo, tumbas, guitarra eléctrica y jarana.

Como no escuchar estos mensajes que como vientos del sur patentizan la solidaridad, la justicia, el amor, el respeto a la naturaleza, la música, la poesía…

Aquí solo quiero testimoniar lo que ví la noche del sábado en Sinfonía del Mar cuando un grupo de acapulqueños ante otras “deslumbrantes” propuestas de la cultura de masas le dieron la espalda al consumismo imperial y se vinieron a convivir con Los Aguas Aguas los que provocaron un fuerte aguacero de buenas vibras, baile y fraternidad frente al mar.