CHILPANCINGO, Gro., 11 de febrero de 2022.- El controvertido obispo Salvador Rangel Mendoza, quien ha insistido en un pacto con el narco para la pacificación de Guerrero, presentó ante el Papa Francisco su dimisión de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, al alcanzar la edad obligada de jubilación.
A través de sus redes sociales, la Conferencia del Episcopado Mexicano dio a conocer que el máximo jerarca de la Iglesia Católica aceptó la renuncia de Rangel Mendoza, tras estar al frente de la diócesis que abarca 14 municipios de Guerrero.
En su lugar, fue nombrado monseñor José de Jesús González Hernández, originario de Jalisco, mismo que se desempeñaba como obispo en el municipio El Nayar del estado de Nayarit, desde 2010, y que ahora llega a Guerrero.
Asimismo es responsable de la Dimensión Pastoral Indígena de la Conferencia Episcopal Mexicana y miembro de la Congregación para Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.
De 58 años, José de Jesús González Hernández llegará a la diócesis Chilpancingo-Chilapa, debido a que monseñor Salvador Rangel alcanzó la edad para jubilarse. Se espera que asuma en las próximas celebraciones de la Semana de Pascua. Salvador Rangel llegó a Guerrero en 2015.
Desde entonces, generó controversia en sus declaraciones ante el gobierno del estado, ya que insistía en que las autoridades debían dialogar con los grupos delictivos para lograr la paz.
También, opinó durante el proceso electoral de 2018 y 2021, lanzando comentarios sobre que varios candidatos a ocupar cargos públicos tenían nexos con el narco o que fueron amenazados.
Además, juzgó a las mujeres que han sido asesinadas en Guerrero, bajo el argumento de que “las mujeres asesinadas no andaban precisamente en misa”, comentario que pronunció en una misa que celebró en octubre de 2018.
Durante su instancia en la diócesis Chilpancingo-Chilapa, fue un obispo que le susurró al narco, debido a que en sus declaraciones ante reporteros nunca negó que dialogaba con líderes del narcotráfico que operan en la región Centro y Sierra de Guerrero.
Por Qudratín Guerrero