Por: Misael Habana de los Santos
Lo ocurrido el pasado miércoles en el Grupo ACA es vergonzoso. No es la primera vez que sucede, lo han hecho en otras ocasiones. Han utilizado la presencia de los medios de comunicación para intentar linchar políticamente a sus invitados. Algunas veces lo han logrado, otras no.
La emboscada que le puso el grupo ACA a la candidata de Morena, de la Coalición Juntos Haremos Historia, Abelina López Rodríguez, fue un fracaso por el valor y la capacidad con la que enfrentó la exalcaldesa que busca la reelección, y respondió a la insidia y la mala fe de quienes la cuestionaron ahí.
Para entender a esta asociación civil de “notables” en busca de acomodo en la cosa pública, hay que remontarse a la historia.
En el tiempo en que se fundó, Acapulco era una sociedad dominada por grupos caciquiles violentos que ante toda disidencia planteaban la conocida salida: entierro o destierro.
Era una sociedad dominada por el partido único y el Grupo ACA se planteaba como una respuesta a la opacidad política vigente en esos años.
Entonces una incipiente sociedad civil comienza a moverse bajo la batuta del oligarca cevichero Don Jesús Rodríguez, quien también buscaba la presidencia municipal fuera del PRI o dentro del Tricolor con el apoyo de la naciente organización.
Más tarde, don Chuy volvería a utilizar el grupo, sin conseguirlo, para buscar la presidencia municipal de Acapulco para su hijo Ernesto.
También hay que recordar el fraude electoral que le hizo el PRI cuando el panismo acapulqueño buscó la presidencia municipal.
Todo esto hizo que el Grupo ACA fuera visto como un pequeño tanque de oxígeno para una sociedad reprimida y desencantada con el partido gobernante.
No tardó mucho tiempo, sus dirigentes fueron cooptados con prebendas y puestos políticos por el PRIato. Y desde ahí se hizo tradición el matraqueo para los aliados y el descrédito a grito pelón contra los adversarios. El grupo se alió a los intereses del grupo gobernante en turno.
Esta es la historia del Grupo ACA que reunió a la gente del dinero, a la oligarquía de ese tiempo, con los acapulqueños notables.
¿Notables? La gente que tenía dinero, profesionistas exitosos y pequeños empresarios locales.
El Grupo ACA de hoy nada tiene que ver en su conformación y objetivos con el que presentó en sociedad Don Chuy.
El actual grupo es una comunidad variopinta de gente con actividades diversas, pero mayoritariamente integrada por burócratas y desempleados, profesionistas y políticos en busca de acomodo laboral.
Incluso, con pequeños empresarios en busca de negocios con el poder público. Hasta vivales en busca de las cámaras de los medios de comunicación que los catapulten a la vida pública, hacerse presentes en la opinión mediática y aspirantes a ocupar un lugar donde exponerse, exhibirse y quedar visibles como candidatos a ocupar un hueso en la administración gubernamental.
No es un grupo político independiente, ni está conformado por ciudadanos en esa condición.
Mayoritariamente está integrado por priistas, panistas, perredistas, emecistas y algunos morenistas tricolores, gente que ha estado en el poder y que ha solapado el ejercicio público desaseado de los gobiernos anteriores.
Hay una que otra voz libre, pero la hegemonía la tienen aquellos que trabajan para los partidos citados.
Gente que está interesada en conservar los privilegios y mantener el status quo, enemigos de las luchas sociales, estuvieron a favor de Rubén Figueroa, salieron a manifestarse a las calles para apoyarlo después de la matanza de Aguas Blancas.
Un historial vergonzoso que no es muy acorde a la gente libre de pensamiento.
El grupo existe, se reúne y en su ejercicio ciudadano individual, ejerce su libertad de expresión para atacar a los adversarios y aplaudir a sus aliados.
No es un espacio de reflexión, análisis o de búsqueda de un mejor destino social y económico de los acapulqueños, es un lugar privado para conservar sus intereses y para linchar públicamente a quien consideran su adversario.
Llevaron al grupo a la exalcaldesa Abelina López Rodríguez que hoy busca la reelección, la llevaron a una emboscada para que cayera en contradicciones.
Sin embargo, la inteligencia natural de Abelina López Rodríguez, mujer valiente, los enfrentó y respondió a los preguntones que intentaron cercarla. Abelina mostró su carácter y por qué ha estado en diversos cargos de representación popular.
Cualquier otro de los dos candidatos ante la virulencia del acoso se hubiera quebrado. Así que la emboscada no funcionó y López Rodríguez salió del grupo como triunfante y con un desgaste innecesario.
Creo que fue un error del equipo que acompaña a Abelina López Rodríguez exponerla de esta manera, de llevarla a un lugar que era completamente adverso, conociendo el perfil de los integrantes del Grupo ACA.
Ahí en el Grupo ACA, Abelina, enfrentó cara a cara a los voceros del PRI, del PAN, PRD, MC y representantes de otros partidos políticos desconocidos que andan buscándola para la alcaldía.
Es sintomático de una sociedad atrasada que sus políticos y partidos le den tanta importancia a un grupo de ciudadanos que no determina nada.
En el Grupo ACA ni se ganan ni se pierden elecciones. Un paseo por ahí solo es para los que buscan una foto para el currículum o para cubrir el salitre en una pared de su casa.
El comportamiento de los miembros del Grupo ACA el pasado miércoles ratifica que la asociación civil ha perdido cualquier seriedad política que haya tenido alguna vez. Lo mejor sería declararle la eutanasia. Sería positivo para todos.