“¡Te quiero un Chingo Héctor!”, Le dijo en El Pantano el senador Manuel Añorve al ex gobernador Héctor Astudillo Flores para disipar cualquier duda sobre la autenticidad de sus sentimientos ¿Será cierto tanto amor? Veremos dijo un ciego.
Una vez más el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero convocó a los enemigos del presidente AMLO, el pretexto, su fiesta de cumpleaños en el jardín de eventos 7.17 en Acapulco para dar continuidad al culebrón tropical.
La telenovela inició en el Bello Nido en el rancho El Pantano, propiedad de Aguirre Rivero, con escenografía real maravillosa para esta inesperada declaración de amor, develada como un secreto en la montaña, entre estos dos políticos de esta tierra de hombres bravos y de acero.
Así que los expulsados del poder, hijos del mañoso PRI, del corrupto PRD, se unieron al auto festejo del costachiquense que fue amenizado con Ana Cirré, Pepe Ramos, un cantante de Los Ángeles Azules, un grupo de guelaguetza traído de Pinotepa Nacional, comida y mucho y buen alcohol.
Allí se pudo ver a los oposicionistas a la 4T, juntitos y manifestando “que son uno mismo” (PRI,PRD, MC, PAN) y el ex gobernador originario de Ometepec como el centro de conciliación entre tantos intereses de tan pocos.
Allí estuvieron, entre otros muchos, algunos innombrables, desde Rubén Figueroa, Mario Moreno, Manuel Añorve, Héctor Astudillo, Alejandro Bravo, Silvano Aureoles, Evodio Velázquez —¡Válgame Dios!—y el morenista más priista, Ricardo Monreal, que dice solo pasaba por ahí y pues pasó a saludar.
No más de cien personas, entre familiares, amigos y/o aliados de Aguirre Rivero que saben de las mieles del poder público y que alguna vez gritaron: ¡gobierno no te acabes!, ¡Pero se acabó!
El proceso electoral del próximo año se avecina y Ángel y los viejos lobos de mar tricolores desplazados del poder político lo saben: la ausencia de poder mata. La nostalgia al dinero público y a los negocios mucho más.
Y todo indica que a pesar de la unidad van a perder de nuevo, reduciendo sus cuotas de poder hasta la casi extinción.
Muchos abrazos y buenos deseos, algunos auténticos, en la fiesta que sirvió para dar un mensaje político que se vino trabajando desde la comida en el rancho en El Pantano: unidad a toda costa a pesar de odios manifiestos, rencores, doble discurso y envidias mutuas o “nos sigue llevando la chingada”, dijo en corto uno de los presentes.
En Ometepec Ángel medió, reunió, apapachó a todos, sobre todo a su primo Añorve y a su amigo Astudillo Flores que días antes se habían dado hasta con la cubeta por culpa y pretexto de Alito.
Los que estuvieron ahí aseguran que el inició del pacto de facto fue tan real como cualquier final de un programa diario de Laura Bozo.
La fiesta de cumpleaños en el 7.17 fue un capituló más del mismo melodrama al estilo del Canal de las Estrellas y que gusta tanto a estos políticos del pasado.
Y este grupo caciquil que hegemoniza en al menos cinco partidos políticos de Guerrero—PRI, PRD, Verde, MC y PAN, algunos solo con presencia testimonial en la entidad — y con alfiles en Morena, pretende continuar con el proyecto que los fortaleció: antidemocracia, control, negocios y política, saqueó de recursos públicos, corrupción, engaño y traición.
Y si hay dudas sobre la consistencia de la unidad priista, a la fiesta de cumpleaños de “Papá Layo” en Acapulco, Héctor Astudillo y Manuel Añorve viajaron juntos CDMX-Acapulco y con ello, Añorve Baños, le abona credibilidad a su discurso en El Pantano:
— ¡Te quiero un chingo Héctor!
Así es la política y los políticos.
Para el común de la gente la política es hipocresía y la gente que miente, traiciona, es considerada política.