Por: Misael Habana de los Santos.
Leo la columna de #Ángel Aguirre Rivero (AAR) porque un desconocido la coloca en un chat de sibaritas porteños que gustan de la conversación, la comida y las bebidas espirituosas.
Al leer “La Política es así”, que se publica en un diario local del que fui fundador y en cuyo crecimiento participé durante casi 10 años, ratifiqué el gusto de mi paisano por la ficción, por el realismo mágico que allá en el rumbo conocemos como mitote.
Un texto bien escrito por quien lo hace. Se dice que AAR tiene a un buen amanuense que de repente hace sentir su autoría, el costachiquense, entre medias verdades y chabacanería, plasma su sentir como analista imparcial de la política guerrerense, que en realidad no es.
Para empezar, el exgobernador es copropietario de una franquicia política desprestigiada, el PRD.
Antes de las elecciones, propaló el rumor de que había adquirido a MC, por tener al frente del partido de #Dante Delgado a un ex empleado y a un familiar. Sin duda, un argüende más del originario del bello nido.
De acuerdo con versiones de la prensa de la Ciudad de México, el verdadero dueño de la franquicia de MC Guerrero es de Chilpancingo y también fue gobernador como mi paisano.
Al opinar sobre la elección pasada, AAR se presenta ante los lectores como neutral cuando sabemos que es juez y parte de esto que él llama política.
Uno, es propietario de un partido (PRD) sin ideología y sin convicciones, sin mayor interés que el del dinero público, y que los electores, con su voto, colocaron en la basura electoral donde ecológicamente lo convertirán en adoquín.
Presumiendo dotes de adivino, nos quiere decir que él vaticinó el resultado de la elección del domingo dos de junio, que ganaría finalmente por knock-out #Claudia Sheinbaum.
El texto pretende borrar de un plumazo la historia de lucha del pueblo guerrerense y su largo y doloroso combate a lo que él representa: el priato con todas sus taras. Viene a decirnos ahora que él fue el guía moral, la luz de la vida, que guió a los electores “despolitizados” para ir a las urnas a sufragar por la izquierda. La Mhoni Vidente, neta, se queda corta.
La reflexión del amanuense aprovecha la coyuntura favorable para pretender montarse en el triunfo de los vencedores tan solo por haber vaticinado el hecho, claro, pensando en cobrar jugosas regalías políticas.
Y pasa por alto que esa narrativa del triunfo de Claudia con 30 puntos la decían los estudios demoscópicos. Solo los sordos y los ciegos conservadores no se dieron cuenta de la realidad que era un elefante en la sala de la casa.
Lo que ignoran los lectores es que antes del huracán Otis, Don Ángel hizo pública la operación en la que pretendía adquirir la franquicia de MC aún siendo propietario del hoy difunto PRD.
En el anuncio estuvo el exgobernador Héctor Astudillo y el veracruzano José Manuel del Río, representante de los intereses de #RicardoMonreal, que trató de convencerlos de sumarse al proyecto del zacatecano cuando buscaba la candidatura de Morena. También allí se habló del camino que varios priistas de abolengo tomarían hacia la tierra prometida que les ofrecía MC. Y sacaron las carteras.
En esa reunión estuvo presente el conocido periodista Igor Petit, a quien en mi nota omití por una decisión periodística. El tiempo me dice que hice lo correcto al editar su imagen de aquella foto que daba cuenta de la reunión entre políticos que hacían pronósticos en busca de plusvalía.
Y previo a las elecciones, AAR anduvo coqueteando con Morena, le aventó rosas, le cantó chilenas y canciones de Álvaro Carrillo, pero la Morena de cintura angosta solo escuchó los cantos de sirena, y no se dejó seducir por este bardo de lengua lírica “de toros, naipes y gallos, de amores y de caballos…” mientras veía cómo su barco, el PRD, se hundía.
Los representantes de Sheinbaum en Guerrero lo batearon y miraron cómo se hundía la embarcación en el fondo del mar mientras el enamorado declamaba versos de Rubén Mora Gutiérrez.
Mientras Ángel Aguirre miente cuando dice que el gobierno de AMLO no ha hecho obras de gran envergadura en Guerrero.
No reconoce la construcción de un hospital de especialidades en Acapulco y la recuperación de hospitales abandonados, saqueados y declarados terminados por los gobiernos neoliberales y corruptos de Ernesto Zedillo, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón cuando mal gobernaban aquí en Guerrero: Rubén Figueroa, Ángel Aguirre Rivero, René Juárez Cisneros, Zeferino Torreblanca Galindo, y de nuevo, Ángel Aguirre Rivero. Y como dicen, tanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la pata. No reconoce la creación de las clínicas de hemodiálisis a lo largo y ancho del estado.
La súper carretera hasta Cuajinicuilapa, que impacto en esta elección golpeando de manera contundente al caciquismo en la Costa Chica. El PRIANRD no ganó ningún puesto de representación, incluyendo a Ometepec.
Una vez más, el exgobernador miente en su columna cuando critica sin mirarse al espejo, olvidando que tenemos memoria, cuando dice que Morena en Guerrero salió avante a pesar de tener un líder bisoño y “a pesar de estar inmersos en la peor violencia”.
En este sexenio que concluye, el Estado no ha ejercido violencia en contra de los ciudadanos como lo hacían los gobiernos donde participó AAR.
Su gobierno fue marcado por la violencia. Tres masacres de guerrerenses mancharon para siempre su destino. Llegó al poder por la matanza de Aguas Blancas y durante los tres años que estuvo al frente del Ejecutivo, se llevó a cabo otra donde el Ejército Mexicano asesino a más de una decena de indígenas mixtecos en la comunidad de El Charco; volvió al poder y fue defenestrado cinco años después por la desaparición y asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Los muertos de hoy los mata el narco, no el Estado.
Sostiene que los políticos locales se desvincularon de los sectores populares, sin aceptar, un mea culpa, que atenúe sus excesos durante su gobierno: corrupción familiar y de sus amigos a su paso por la administración pública.
En la columna periodística en cuestión, el exgobernador del PRIRD, congraciéndose con el presidente AMLO y la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, escribe que el triunfo morenista se logró porque los programas sociales llegaron a los pobres.
Algo que no pasó durante su gobierno, cuando existiendo programas sociales estos nunca llegaron a la población y fueron a parar a los bolsillos de sus más cercanos colaboradores.
Cuando leo lo que escribe el costachiquense, cada vez menos, lo hago entre líneas para descubrir las mentiras y verdades en un pajar de letras.
Al finalizar, no me queda ninguna duda de que la mentira es consustancial al discurso público de los políticos locales del viejo régimen, que creen a pie juntillas que la demagogia, la politiquería, la indecencia, la alteración de la verdad y la corrupción son normales porque la política simplemente es así según el amanuense.