Por: Misael Habana de los Santos
A tres días del proceso electoral del pasado domingo me siento como en una borrachera suave, de esas buenas borracheras que disfruta la gente. Entonces, como que ahorita ya me está pegando la cruda.
Despierto y veo las redes sociales, confirmo lastimosamente que el conservadurismo local y el nacional no salen todavía del shock provocado por la derrota. No reaccionan aún al golpe en la mandíbula proporcionado por el pueblo a los enemigos de la 4T.
Mareados, estupefactos, como si no lo hubieran sabido, como si no lo hubieran advertido las encuestas, como si no hubieran visto a la gente que no es de su estrecho mundo. Ni siquiera dicen que no sabían, solo están entumecidos, porque la mayoría que votó a favor de Morena no los quiere, porque la mayoría de los mexicanos rechazó su clasismo y su conservadurismo. Y en esos millones de votos a favor del presidente Andrés Manuel López Obrador ven a salvajes comunistas que comen niños, que les van a quitar su casa, que los van a adoctrinar y otras estupideces.
Y están muertos de miedo porque no quieren perder sus privilegios y su narrativa preñada de mentiras. Están asustados porque esta elección fue la ratificación del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador. Les guste o no les guste a los conservadores.
Además de credibilidad, perdieron toda su estrategia para dañar al gobierno. Pero esto se cayó y la gente los mandó al diablo, votaron en libertad y de acuerdo a sus preferencias políticas.
También perdieron, o terminaron de perder, la poca credibilidad que tenían los medios de comunicación y los “imparciales y objetivos” periodistas de los medios convencionales. Ahora, entre el descrédito público, armarán su nueva narrativa para, desde sus intereses personales, seguir sirviendo al régimen en turno. Léanlos, escúchenlos, son una vergüenza.
Televisa, Televisión Azteca, Latinus y periódicos, casi todos los periódicos de CDMX, como El Universal, Reforma y otros pequeños desconocidos, a excepción de La Jornada, iniciaron su campaña contra el presidente, diciendo que nos íbamos a convertir en Venezuela, que iban a faltar medicinas, que íbamos al comunismo y tantas mentiras.
Así que el 3 de junio, cuando me levanté, según los pronósticos de los conservadores iba a amanecer en Venezuela viviendo en Acapulco, que ya estaban tocando las puertas de mi casa para quitármela porque esa fue la narrativa terrorífica que metieron en el subconsciente de todos.
Y después de esta tragedia que vive el conservadurismo, me pregunto cómo van a ganar elecciones en el futuro con estas campañas de terror que la gente no cree. ¿Otros están digiriendo la derrota? Guardan silencio, se han escondido. Algunos otros bélicos conservadores ni siquiera salen de su casa, están ocultos en el clóset, en los baños.
Tampoco se trata de eso. Nadie los va a hostigar. La oposición inteligente tiene que plantear una nueva narrativa real y sin hipocresías que convenza a la gente. Tienen que buscar otras formas de lucha hablándole a la gente de la realidad, no con mentiras para conservar y ocultar sus privilegios, los privilegios de pocos. La derecha, y cuando hablo de la derecha aquí, hablo de MC, del extinto PRD, del PRI, del PAN y de otros partiditos que por ese bando andan, y de gente sin partidos también que andan ubicados en esas posiciones. Tienen que organizarse, reflexionar, pensar y crear una narrativa de derecha moderna, como los conservadores de Europa, que incluso está a favor del aborto y del consumo de mota, como lo hace el candidato de MC, Jorge Álvarez Maynez.
Entonces, por ahí tienen que presentar alternativas reales y concretas para una sociedad más moderna, más tolerante, más abierta, que excluya el racismo, el clasismo y todas esas conductas aberrantes que le gustan mucho a la derecha para justificar sus privilegios.
Para empezar, tienen que reconocer que son minorías y en las democracias manda la mayoría. Y aquí la mayoría de los mexicanos apoya al gobierno de la 4T con sus defectos, porque aquí en Guerrero no estamos muy bien, pero hay que corregir.
Y la gente y los grupos de Morena que están gobernando en la entidad tienen que mejorar, entrarle a la transformación social y cultural siguiendo los preceptos de la 4T: no mentir, no robar y no traicionar, que son los principios básicos que promueve el presidente AMLO.
Preceptos que Claudia Sheinbaum va a seguir con mucho conocimiento técnico y mucha sensibilidad política, con más refinación. Dijera AMLO: “yo soy solamente licenciado, Claudia tiene doctorado”.
PD: la derecha, en vez de seguir agitando las aguas como lo hace Yoshio Ávila en Acapulco, personaje que aún no asimila el mandato que el domingo los acapulqueños le ratificaron a Abelina López Rodríguez, recibió una pastilla de ubicatex que lo bajó del potro de la soberbia en que viajaba. Decía, la derecha con humildad y fuerza debe aceptar que la mayoría no apoya sus propuestas.
Y acercarse más a la realidad de Acapulco, ser más tolerante con la gente de fuera, combatir la xenofobia, el clasismo, el racismo, la discriminación y contribuir en la construcción de una ciudad menos violenta y más humana.