Por: Misael Habana de los Santos
Los hechos políticos siguen su curso. Las presiones de los grupos sociales que interactúan en esta sociedad tan diversa, tan plural y democrática continúan manifestándose y haciendo política. La mejor forma de gobernar es haciendo política, no politiquería. Se trata de una política que busca armar acuerdos, consensos y trabajar en conjunto en esta diversidad que se llama México.
En este contexto, creo que el proceso electoral pasado fue muy claro. Lo repetiré, aunque parezca redundante: el voto de la mayoría de los mexicanos fue un apoyo al régimen de Andrés Manuel López Obrador. Fue un referendo en el que se consultó a los votantes de todo el país registrado en el padrón electoral, pidiendo el voto de sí al régimen y a las transformaciones, o no a las diversas propuestas de los distintos partidos políticos.
#XóchitlGálvez y los partidos que la postularon como candidata por órdenes de #ClaudioX (por cierto, uno de ellos ya murió: el PRD) fueron muy claros, o al menos, sabíamos que estaban en contra de la propuesta, en contra de todo lo que estaba haciendo el régimen. Se opusieron a una reforma judicial, a las privatizaciones de las eléctricas, a la desaparición y venta de Pemex, y al aborto. Presentaron un catálogo de propuestas a los electores mexicanos. Claudia Sheinbaum, por su parte, planteó apoyar el plan C y las 20 reformas propuestas por el presidente de la República #AndrésManuelLópezObrador.
El otro candidato se movió con el “gatopardismo”, entre la izquierda y la derecha, buscando sacar ganancias políticas y mantenerse recibiendo los recursos públicos que el gobierno otorga a los partidos.
Les decía que esta consulta se realizó entre estas dos propuestas. Una gran mayoría apoyó las reformas, mientras que una minoría dijo no. Pero el hecho de participar en un referéndum como es el voto implica validar el proceso al participar. Aunque no ganaron, al participar aceptaron las reglas del juego. Y en este juego, perdieron. Ganar tampoco significa oprimir a los otros; hay que escuchar a las minorías.
En este sentido, la reforma judicial debe avanzar. Las propuestas del presidente sobre la reforma al ISSSTE y las 20 reformas deben continuar, aprobarse y avanzar porque eso es lo que manda la mayoría del pueblo. No hay excusas para no hacerlo. Claudia Sheinbaum debe llevar adelante esas reformas con el pacto político adecuado, escuchando a todos y quizá consultando, pero la reforma judicial es urgente.
Les pregunto a ustedes, los que me escuchan, los que me leen: ¿cuándo han visto un Poder Judicial que actúe con legalidad y a favor de la gente desprotegida? ¿Conocen a un juez decente? El presidente de la República dice que algunos. Yo diría que casi todos están podridos. No es solo el poder federal, también el Poder Judicial estatal, incluso los que han caminado con Morena. Es un poder corrupto y nepotista. ¿Hasta cuándo vamos a permitir esto? Todos votamos por cambiar ese poder judicial. Tiene que ser muy sensible.
También hay que considerar la amenaza del mercado, que ante cualquier reforma reacciona con “me llevo mi dinero”. Juegan solo cuando hay ganancias para ellos. Vivimos los mejores tiempos para la democracia, pero cuando las clases populares ejercen su derecho al voto, ellos amenazan con irse. Hay que separar el dinero de la política y construir un estado que responda a la decisión de las mayorías.
También es necesario hacer una limpieza interna. El presidente de la República lo mencionó hoy, y creo que Morena también debe reflexionar y limpiar su casa. No podemos seguir gobernando con nepotismo y favoritismos en las cámaras de diputados y demás. Necesitamos cambiar; la gente lo está viendo, es visible y se ve mal.
La izquierda también necesita reflexionar, pensar y hacer autocrítica. No se trata de enriquecerse con Morena, sino de hacer justicia con el pueblo.
En corto…
Para escribir sobre un tema hay que usar datos, números y una buena narrativa, que le proporcionen a los lectores la capacidad de llegar a conclusiones. El falseo de información, los buenos deseos disfrazados de juicios analíticos, los prejuicios y dogmas le cortan los pies al artículo antes de dar el primer paso. Este camina y cojea.
Me refiero al artículo de mi estimado amigo Carlos Guerrero en el que hace un inventario de lo que fue el pasado proceso electoral. El escrito inicia el camino con el pie izquierdo, y no me refiero a la ideología de izquierda, sino a la cábala.
El título, poco afortunado para el contenido que maneja, desbarranca cualquier posibilidad del artículo antes de iniciar “la conquista” de lectores en este texto que, según las intenciones, busca narrarnos la visión de los vencidos en el proceso electoral pasado donde la vieja oligarquía política, tan indefensa y carente de recursos, fue derrotada por un pueblo esperanzado en mejores tiempos y que injustificadamente se transformó en el ogro malo del cuento.
Es decir, la historia al revés. Para la analogía histórica de Carlos Guerrero, la clase política corrupta del PRI, del PAN, PRD, MC, son los indígenas mexicanos de aquel tiempo que lucharon contra el imperio. La analogía por sí misma es grosera y falsa. El mismo autor en su tumba ya le mandó dedicatoria al autor de este atrevimiento.
¿Cómo decir que esta visión de los vencidos puede tener credibilidad cuando los exgobernantes corruptos han tenido el dinero público para enriquecerse, han tenido el apoyo de los medios de comunicación para difundir basura ideológica, y han contado con el dinero de las transnacionales y de los grupos conservadores para combatir a aquellos que luchan por la justicia con el dinero de Claudio X y de la oligarquía nacional?
Los hoy vencidos, según el articulista, no son los que habían ganado siempre con sus artimañas y fraudes electorales, los que reprimieron con violencia cualquier disidencia. Son los que habían contado la historia. Hoy la contarán otros y con verdad. Hoy son las víctimas, no los victimarios.
Y no hay ninguna conquista. Lo único que hizo el pueblo es quitarse las cadenas para siempre. Esa afirmación no me parece seria porque viene de la misma Denisse Dresser, que dijo por ahí que los mexicanos se habían vuelto a colocar lo que ellos habían ayudado a quitar. Da risa esa sinvergüenzada.
Lo mejor de todo es pensar, leer y escribir para narrar lo que vivimos. Lo importante de este artículo, como de otros, es que quedarán segmentos que tal vez en otros tiempos coloquen a cada quien en los cánones de la verdad o la mentira. Saludos, Carlos.