Misael Habana de los Santos.

Menos de quinientas personas, trescientas adentro y doscientas afuera, dieron la bienvenida y escucharon el discurso complaciente de Xóchitl Gálvez, virtual candidata de la oposición conservadora a la presidencia de la República.

Realizado en uno de los salones más pequeños del Hotel Dreams, ex Hyatt Regency Acapulco, el evento fue organizado y pensado a la altura de un partido que en la entidad solo tiene presencia testimonial.

El salón resultó insuficiente para los 500 conservadores acapulqueños ahora agazapados bajo el manto esperanzador del prianismo, que les promete regresar a la teta gubernamental del dinero público, disfrutada por varios sexenios.

Los organizadores, es decir los panistas guerrerenses, se vieron afectados por la agenda de los líderes nacionales, que se adelantaron a los tiempos acordados para ungir como candidata a quienes ellos ya habían elegido mucho antes de que iniciara la faramalla de la consulta, a la que representaría en los comicios del 24. Es decir, los panistas de aquí se prepararon para recibir a Xóchitl como candidata de su partido pero no como abanderada de la alianza. El destape antes de la consulta les ganó y provocó el caos, lo que llevó a que la seguridad del hotel interviniera para poner orden y permitir el acceso solo a las 300 personas estipuladas en el contrato.

Entre ese sector minoritario de una ciudad de más de un millón de habitantes estaban los prianistas opositores a la 4T, los críticos profesionales de AMLO, los opositores a la construcción del hospital en el CIA, los declarados enemigos de los libros de texto, los defensores de la seguridad y el buen gobierno, y muchos otros etcéteras para tan poca representación.

Fue un evento de la nueva familia prianista, a la que se sumaron gustosos aquellos que se decían revolucionarios y democráticos, como los Evodio y los Aguirre, que llegaron al poder con este discurso y contribuyeron a la decadencia política de estas organizaciones.

El cuestionado exalcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, señalado por saquear los recursos del ayuntamiento durante su mandato, acaparó la atención de la candidata aliancista a su llegada, dejando de lado a los organizadores panistas. Le regaló un huipil, vistió a Xóchitl con traje de la comunidad amuzga y la presentó a Ramiro Solorio. Ambos pidieron arengas para Xóchitl Gálvez, a quien algunos reporteros se referían como “la botarga”.

La solicitud de arenga de Evodio tuvo una respuesta inmediata.

Una señora muy de Costa Azul, con un estilo totalmente Liverpool, le gritó a Xóchitl: “Cuando regreses a Acapulco, no vengas rodeada de estos corruptos”. Se refería a quienes pedían arengas.

En el exterior, la inconformidad se manifestó a través del desorden. Conocidos conservadores no lograron ingresar al lugar, como la ex compañera del exgobernador Zeferino Torreblanca y un buen número de periodistas. El salón, diseñado para 200 personas, no daba para más, explicó el gerente del hotel.

Por la noche, se repitió el protocolo original para recibir a Xóchitl por parte de los panistas acapulqueños, algunos de los cuales son miembros destacados de la oligarquía cevichera. Se llevó a cabo una elegante cena para cincuenta personas en el fraccionamiento Las Brisas.”