Por: Misael Habana de los Santos.
He escuchado algunos mitos, fantasías que solo reflejan deseos de los que quieren que todo siga igual. Lo he oído en conversaciones de varias personas pertenecientes a los grupos tradicionalmente conservadores en Acapulco, opiniones que subieron de tono después de la designación de lo que yo llamo el gabinetazo.
Lo llamo así porque es gente destacada en la ciencia, la cultura, la política y el medio ambiente. Algunos son compañeros de facultad de la presidenta electa, como la encargada de la nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades e Innovación, la investigadora universitaria Rosaura Ruíz.
Otro compañero de gabinete de Rosaura Ruíz es la “corcholata” Marcelo Ebrard, quien se entiende que tenga esa posición dentro del gabinete, bien colocado, pues va a negociar el T-MEC, el tratado económico entre México, Estados Unidos y Canadá.
Además, estos nombramientos, igual que el de Rogelio Ramírez de la O en Hacienda, han dado tranquilidad, tanto que el peso ya retrocedió algunos centavos en su cotización frente al dólar.
Sería mejor no escuchar las voces de estos grupos tradicionalmente conservadores que parten de un desconocimiento del grupo gobernante y omiten incluir en sus conclusiones el mandato que el pueblo dio a la presidenta Sheinbaum el 2 de junio pasado: seguir los preceptos de la 4T: no traicionar, no mentir, no robar.
Pero más allá de eso está la aplicación del Plan C, una serie de reformas legales determinantes que se van a dar con la mayoría de diputados que tiene Morena y con lo que se garantiza la continuidad democrática en este país.
La renovación de uno de los poderes intocables, el Poder Judicial, que a golpe de decretos y leyes ha construido una fortaleza para proteger la corrupción, la desigualdad en México y los intereses de los poderosos.
Después de la implementación del Plan C, llegue quien llegue al poder, les será difícil cambiar las leyes que se hicieron en busca del bienestar de la población y justicia para los desprotegidos. Será difícil que alguien alcance en el futuro esta mayoría sin tener el apoyo de la ciudadanía.
Las falsas versiones que promueven los “losers” de que habría una supuesta ruptura entre el presidente de la República y el gobierno de Claudia Sheinbaum, ruptura que según su torcida intención les beneficiaría, abriría los campos para el retorno a la corrupción, la privatización y echaría atrás los programas sociales. Yo no sé en qué cabeza cabe, en qué mundo viven estos inocentes pobres amigos, para imaginar este escenario. Quiero recordarles: no hay ninguna ruptura, ningún alejamiento. Claudia Sheinbaum representa incluso a la nueva izquierda formada en las luchas estudiantiles y de maestros en la Universidad Nacional Autónoma de México por la educación pública y la sindicalización del personal académico.
Una historia paralela a la del líder de esta transformación, Andrés Manuel López Obrador, forjado en la lucha social y que confluye en el izquierdismo partidista. AMLO viene de la lucha social en los espacios dentro del PRI, perteneciente a los grupos progresistas que alguna vez existieron. Antes había priistas decentes, no todo era indecencia, hoy quedan solo delincuentes.
En campaña la presidenta electa lo dijo: van las reformas, va el Plan C y vamos a caminar hacia un estado de bienestar compartido que hace falta en esta sociedad injusta de beneficios para unos pocos, esos pocos que han dominado la economía y que basan su poder en mitos como el color de la piel, y otros mitos que se han venido derrumbando.
Insisto, no hay tal ruptura, todo es un mito genial. Creo que las declaraciones de los nuevos secretarios, por ejemplo, del secretario de Agricultura que dice que queda establecida la no siembra de transgénicos en el país, eso es una política de izquierda, es una política en pro del ambientalismo de izquierda. El compromiso de seguir dándole continuidad al desarrollo de la ciencia, a la investigación y a los programas sociales también es una garantía. Eso es el programa de la 4T, no hay vuelta de hoja.
Seguir insistiendo en lo contrario es solo un deseo. Que sí está Marcelo en economía es una señal de derechización. No, no va a pasar nada. Marcelo está en economía pero va a seguir los lineamientos de lo que es la 4T. No sé por qué Marcelo les da esperanza a los derechairos. Tal vez por eso no fue él el candidato.
Me quedo con lo escrito por Pedro Miguel en el diario de la izquierda mexicana La Jornada:
“Finalmente, no habrá pleito entre el presidente saliente y la presidenta entrante por la simple razón de que ambos comparten el mismo proyecto político y que el primero no tiene el menor interés por conservar el poder. Lo malo es que los cocos gozan de credibilidad entre los previamente intoxicados, que éstos siguen inmersos en una pesadilla sin relación con la realidad y que no la están pasando bien.”