Misael Habana de los Santos

Por: Misael Habana de los Santos

Después del golpe asestado por el Tribunal Electoral a los candidatos de MC y PRIANRD, Yoshio Ávila y Carlos Granda, en el futuro difícilmente algún otro ciudadano podrá participar en dos o más procesos internos de diferentes partidos políticos al mismo tiempo sin atenerse a las consecuencias.

Es, pues, un castigo didáctico en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la democracia que tenemos y a la que aspiramos.

Y los dos actores de la infracción, Yoshio y Granda, quedarán estigmatizados ante el proceso legal iniciado en su contra como “chapulines”, que es como el pueblo ha llamado desde hace tiempo a estos políticos inquietos, elásticos hasta donde corra peligro o beneficio a sus intereses personales, inestables y sin convicciones.

Chapulín viene del náhuatl *chapōlin*, de *chapā[nia]* ‘rebotar’, y *ōlli* ‘hule’. Es decir, insecto que brinca como pelota de hule es el nombre común de algunos insectos ortópteros nativos de México.

El pueblo sabio, haciendo esta analogía entre los insectos y los políticos oportunistas —que es un comportamiento que en muchos casos se relaciona con la clase política en general—, del adjetivo ha construido el verbo.

“Chapulinear es andar con la expareja de un amigo. En la vida cotidiana o en redes sociales también se usan los términos ‘chapulín’ o ‘chapulinear’ para personas que tienen la mala fama de ser desleales a sus amigos al buscar una relación con las exparejas de estos”, dice la enciclopedia en línea.

Los dos partidos sancionados, MC y la alianza PRIANRD, aceptaron y se vieron obligados a acatar las disposiciones del Tribunal.
Carlos Granda colocó como candidato sustituto a su hijo del mismo nombre, quien fue registrado por el partido de Evodio Velázquez y Ángel Aguirre, el desprestigiado PRD. La alianza prianista ya tiene nuevo candidato.

En el caso de MC, el asunto fue más complicado para colocar al sustituto del candidato bajado a última hora por el Tribunal.
En un principio, aseguran que Yoshio se inclinó por un amigo de nombre Fernando, que es funcionario del gobierno federal. Su primera propuesta se vino abajo al reconocer que el postulado era trabajador activo y debió haber renunciado previamente para poder legitimizar su participación como candidato sustituto.
Su segunda propuesta, bien vista por sus correligionarios, se encontró con el muro de las cuotas de género que cada partido tiene. Aceptar a la madre de Yoshio significaba mover todo el tablero de MC y atentar contra este nudo que amarra los diversos intereses que se aglutinan en el pragmático partido naranja.
Finalmente, se optó por un personaje desconocido, el profesor jubilado Tomás Ignacio Trujillo González, que quedó registrado desde el lunes por la noche.

Ahora solo queda esperar la resolución de las autoridades electorales ante este caso que en la jerga política bien podría denominarse como el chapulíngate.

¡Ahhh! Lo que a continuación leerán bien podría ser considerado como un addendum, pero es más bien una posdata:

Los chapulines en Oaxaca, el estado de mayor cultura según el querido AMLO, se tateman en el comal, se machucan con la piedra de la chirmolera y se comen. Son deliciosos y nutritivos. Luego les podré recomendar una salsa. Tenga cuidado porque si se tateman mucho, se achicharran y luego no sirven para nada.

Ahora creo que estos ortópteros no merecen que su nombre común sea utilizado para adjetivizar el oportunismo, la egolatría, la falta de ética y convicciones de algunos miembros de la clase política.