Por: Misael Habana de los Santos
Se sigue hablando del proceso electoral pasado y se seguirá hablando hasta que las aguas se tranquilicen y cobre el nivel de la nueva realidad: la gente mandató que siga y que se profundice la transformación. Ya casi concluye el proceso técnico con la entrega de las constancias de mayoría a diputados locales, diputados federales y senadores plurinominales.
Con esto, ya quedó conformada la Cámara de Diputados. Más adelante daremos los números precisos, pero en la Cámara de Diputados local hay más mujeres que hombres: 24 mujeres y 22 hombres.
El Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) interpretó los números de la votación y conformó la nueva correlación de fuerzas políticas en la entidad. Esta votación sorprendió no solo a los partidos políticos, también al hegemónico y a los de la oposición, reflejando la voluntad de la gente de optar por el cambio. Lo ocurrido en Guerrero fue similar a lo que sucedió en el país, con una participación del 60 y tantos por ciento.
No soy Vidente ni nada por el estilo, pero había mencionado que lo que sucediera a nivel nacional se reflejaría en Guerrero, y esto ocurrió en gran parte debido a la influencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha tenido un liderazgo positivo y cercano a las aspiraciones de las mayorías.
Otra sorpresa de los procesos electorales fue que los conservadores de “petatiux” que tenemos acá, una combinación entre la ideología de la oligarquía cevichera tradicional y el neofascismo de la derecha que viene del centro del país (MC, PRI, PRD y el minúsculo PAN), creyeron que se llevarían el llamado voto oculto. Hablaban mucho de ese voto oculto, especialmente Yoshio Ávila, cuyo discurso y falta de números favorables siempre se sostenían en el voto oculto. Finalmente, el voto oculto lo ocultó a él.
Sin embargo, la clase media, que se veía como aliada del conservadurismo, votó a favor del proyecto de AMLO. Esto desmitificó muchas construcciones de los actores políticos para justificar sus aspiraciones y deseos, evidenciando que una cosa es querer llegar al poder y otra es la aceptación real que tienen en la sociedad, aceptación que no tienen porque no presentan un discurso nuevo.
En este sentido, el fin de semana también llamó la atención las declaraciones de tres actores políticos importantes. Los tres exgobernadores priistas vivos, una especie de tres mosqueteros del viejo oeste guerrerense mejor interpretados en el western espagueti de Sergio Leone: el malo, el bueno y el feo: Rubén Figueroa, Héctor Astudillo y Ángel Aguirre Rivero.
Estos tres exgobernadores priistas tomaron posiciones, escribieron textos, tiraron la pluma y reflexionaron. Figueroa no tanto, pero dio declaraciones y dijo: “ya el que ganó, ganó y hay que ponerse a trabajar”, y hablando desde su perspectiva que siempre ha sido el negocio, dijo: vamos a negociar con ellos. Luego vino Héctor Astudillo, con un texto más reflexionado, más pensado, en donde llama al reconocimiento de esta realidad y a pensar en el futuro que viene. Lo más interesante del texto es este llamado a las oposiciones para trabajar en conjunto y dar una respuesta al régimen actual, proponiendo reconocer lo que el gobierno hace bien y cuestionar lo que no. Por eso el texto me gustó mucho.
Por último, Ángel Aguirre escribió un texto en el que, a mi parecer, exagera al posicionarse como un patriarca iluminado, creyendo que él tiene la razón de lo que está ocurriendo, lo cual no es cierto. Entre otras cosas, asegura que los programas sociales fueron lo que ganaron. Si esta fuera la razón, que los programas sociales ganaron e incidieron en el voto, ¿por qué no ganaron ellos cuando tenían los programas sociales? Entonces quiero pensar que el dinero de los programas sociales no llegaba a los votantes y se lo quedaban los gobernantes. Esto explicaría el origen de las fortunas de muchos personajes que pertenecieron a ese gobierno. Hay muchas cosas que uno puede cuestionar en estos posicionamientos.
Considero que el texto de Héctor Astudillo es propositivo para el debate, mientras que el de Rubén Figueroa es pragmático y el de Ángel Aguirre está lleno de mitos que también se pueden despejar.
PD: Las autoridades de los tres órdenes de gobierno, como lo dije ayer en Al Tanto Guerrero, tienen la obligación de informar con la mayor veracidad sobre los hechos violentos en Acapulco. No solo estadísticas, sino también lo que ocurrió. La falta de información solo genera rumores y desinformación. Por favor, no incurran en ello. No contribuyan con el rumor. Además, informar es su obligación.