Por Misraim Olea Echeverría

La democracia se defiende fortaleciendo las instituciones que nos ha costado construir y mejorar a lo largo de los años. El proceso de democratización que ha atravesado nuestro país llevó en 2000 a la alternancia y en 2018 a la consolidación de ésta. Desde 1990, el Instituto Federal Electoral, hoy Instituto Nacional Electoral (INE), como lo marca la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 41, tiene como función organizar las elecciones, misma que ha realizado con el apoyo de miles de ciudadanas y ciudadanos que participan en su realización.

El INE establece las reglas, lineamientos, criterios y formatos a los que se tienen que apegar todos los partidos políticos y la ciudadanía; es el encargado del conteo de los votos y en su caso, otorgar las constancias de mayoría, como ocurrió en 2018, año en que resultó triunfador López Obrador. Este organismo, que declaró la validez de esa elección, es el mismo que hoy se encuentra bajo ataque de quienes suponen ser portadores de la verdad. La ley es la misma para todos y para todas, precisamente para evitar que quienes presuman ser moralmente superiores traten de evadirla.

Es difícil de comprender que quienes hace unas semanas se oponían a las marchas y manifestaciones para quitar una candidatura, hoy marchen para restituirla; resulta complicado entender como es que quienes exigían respetar la ley y criticaban a quienes se movilizaron en contra de un candidato, hoy recurran a los mismos procedimientos de los que tantas veces se mofaron.

Las marchas, los plantones, el ataúd con la foto del consejero presidente y las amenazas en su contra, lejos de ayudar a defender la democracia, la ponen en riesgo. Cuestionar al árbitro a partir de una inconformidad infundada, sólo es muestra del espíritu arbitrario de quien no entiende y no acepta que las leyes se respetan.

La amenaza de no permitir que se realicen elecciones en Guerrero en junio próximo es realmente preocupante, porque no sólo se elegirá un gobernador, se elegirán también 9 diputaciones federales, 46 diputaciones locales, 80 presidencias municipales, 85 sindicaturas y 580 regidurías, es decir lo que está en juego no es solo un puesto, sino la estabilidad de todo el estado; por lo que resulta necesario dar certeza en la realización de este proceso que está en riesgo por las omisiones de un partido que no termina de organizarse. Nunca el conflicto y la polarización resolverán lo que se perdió por la vía legal.

Se defiende la democracia respetando las leyes, fortaleciendo las instituciones y reconociendo su independencia. Defender la democracia es promover el voto libre, que las y los guerrerenses tengan la posibilidad de salir a elegir a sus autoridades sin miedo. Guerrero decidirá en las urnas el próximo 6 de junio y sin duda, la propuesta le ganará a la protesta.