Por: Misraim Olea Echeverría

Nos han enseñado que para que las cosas cambien, son necesarias las revoluciones violentas. Los casos más populares de revoluciones armadas nos han dejado iconos que inspiran por las anécdotas llenas de acciones valientes que nos han contado.

Pero también existen las revoluciones pacíficas, aquellas que llevan más tiempo en concretarse y que por su carácter atraen y suman a personas de diferentes estratos que se identifican con los valores del movimiento y también buscan los cambios en su entorno.

Las revoluciones pacíficas requieren de fundamentos ideológicos, de teoría, de experiencia en la práctica, de poder de convocatoria y persuasión.

México y Guerrero en particular no necesitan de movimientos que busquen a través de las armas desestabilizar gobiernos para quitarlos, después de tanta violencia lo que Guerrero necesita es concretar la paz, en tiempos de la cuarta transformación lo que necesitamos es unidad, en todos los sentidos, en todos los estratos y en todos los aspectos de la vida del guerrerense.

El proceso electoral de 2021 es la oportunidad de cambiar el rumbo del país y continuar con la titánica labor de hacer de Guerrero un lugar mejor, mantenerlo alejado de los primeros lugares de lo malo y posicionarlo en los primeros de lo positivo, continuar pues un proyecto que comenzó hace cinco años.

Un proyecto de esa magnitud requiere de personajes interesados en cambiar el estado de las cosas, con interés real en mejorar, con argumentos sólidos que hagan frente a la demagogia; con discursos que muevan las conciencias. En 2021 necesitamos de personas con imaginación que hagan frente a la terrible realidad que vivimos; necesitamos de personas que entiendan el mundo de manera distinta, que conozcan otras latitudes, que sepan que se puede cambiar para mejorar sin afectar a nadie.

El 2021 es una excelente oportunidad para que los partidos políticos postulen jóvenes que sean el eslabón entre quienes hacen política (y que además hicieron La política guerrerense), con las nuevas generaciones que viven una realidad diferente, aveces incomprendidos y que son un factor para lograr los cambios que necesitamos.

En el recorrido que he realizado en lo académico y en la actividad política he encontrado a jóvenes que van construyendo futuro y que desde sus trincheras están haciendo algo por la comunidad, como Marco Antonio Adame, camarada de muchas batallas en la política al interior de la UAGro y hoy le toca dirigir el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados; Mixa Endi Zuñiga, amigo y compañero de la Universidad y de aventuras, con quien nos unen muchas ideas y que actualmente coordina en Sonora una Universidad Benito Juárez; Mijane Jiménez, amiga de la maestría, importante activista por los derechos de las y los Afromexicanos; Yassir Deloya, líder formado en el Frente Juvenil Revolucionario con quien coincidimos hace unos años y que su tesón lo llevó hoy a ser el Presidente municipal de Tecpan de Galeana; y finalmente, no puedo dejar de mencionar a quien ha sabido encauzar y liderar una estructura juvenil con mucho futuro, Ricardo Astudillo, quien escucha, comparte e impulsa a los de su generación y que con su sencillez y bajo perfil ha logrado posicionarse en el estado.

Sin duda hay más cuadros en los diferentes partidos y muchos también consideran que es tiempo de cambiar el estado de las cosas, hacer una revolución de ideas. En tiempos de la 4T la juventud es la opción para cambiar México.