Por: Misael Habans de los Santos.

Ahora parece tan simple lo que antes parecía complicado. Confieso que he vivido memorias y hasta hace siete años estaba convencido de que pertenecía a una generación derrotada, pero no desencantada. Porque la generación anterior y la mía, la del 68, la del Halconazo, la de Avándaro, la de la guerrilla rural y urbana, la del rock, la del movimiento gay, la del movimiento feminista, el zapatismo, el amloísmo no bajamos la guardia ante tanto fracaso y seguimos pensando que la revolución social es posible bajo otros métodos.

Y ayer llegamos al presente para seguir buscando el futuro. Así de simple parece lo que se veía difícil: este jueves 15 de agosto de 2024 fue un día histórico. Fue un día que, honestamente, creo que nadie en su sano juicio pudo haber vaticinado, ni siquiera imaginado: que una mujer algún día, y menos tan pronto, llegaría a la presidencia de la República. Y lo digo porque, tal vez hace siete años, nadie hubiera pensado en esto. Aún hace siete años, se pensaba que quitar del poder al partido gubernamental, al partido oficial, al PRI, que durante 80 años construyó una dictadura casi perfecta, con casi un siglo de sólida corrupción nos llevaria no una sino más vidas, tantas que Mario Vargas Llosa creador de cuentos, novelas y del término con el que bautizó a esta “dictadura blanda” terminaría teniendo razón.

Entonces, hace siete años, jamás se hubiera pensado que una mujer llegaría a ser presidenta de México. Y que otra mujer ratificaría su triunfo: la presidenta del Tribunal Electoral Federal, quien entregó la mañana de este jueves el poder a Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta electa de México.
Además, la funcionaria electoral reconoció el triunfo de Sheinbaum Pardo como el triunfo no solo de ella, ni de los mexicanos , sino el de las mujeres mexicanas que en diversas actividades, en distintos niveles de la vida productiva política nacional vinieron desde atrás para hacerse de esta victoria.

Este momento político, este día que llamo histórico, en el que llega al poder la primera mujer a ser presidenta de la República Mexicana, es un hecho sin precedentes en la historia de este país. Es un hecho que, en la historia construida por hombres durante tanto tiempo, no se había logrado, mucho menos contado. Claro, conocemos el papel de las mujeres en distintas etapas: en la época de la Independencia, en la Revolución, en la década de los 70 con la oposición al partido único. A lo largo de la historia, ha habido mujeres que han alzado la voz y han dado su vida por causas sociales, sin duda, pero este es un precedente especial por lo que significa ser presidenta de la República en una sociedad machista y en un régimen patriarcal.

Porque el sistema mexicano es un régimen paternalista, vertical, donde quien manda, ya sea hombre o mujer, es el presidente de la República. Y aquí es donde Claudia Sheinbaum tiene que gobernar como mujer, con la sensibilidad de una madre y con la fuerza de una guerrera, cualidades que también posee.

Esto tiene múltiples significados y connotaciones políticas a nivel mundial. Hay mujeres gobernando en otros países también, y ojalá que en los Estados Unidos, próximamente, la señora Kamala Harris pueda llegar al poder por el voto popular. Creo que se daría una química especial entre las dos gobernantes y un diálogo de género que acercaría fraternalmente a estos países vecinos, pero distantes.

Este tema de género fue abordado y reflexionado de manera notable por la presidenta del Tribunal Electoral, quien también lo consideró un triunfo para las mujeres.

Que Claudia Sheinbaum Pardo vaya a encabezar el poder en este país a partir del primero de octubre es un triunfo para las mujeres. Entonces, creo que no son solo palabras de un periodista emocionado o de un simpatizante de Claudia, sino un reconocimiento al significado de este hecho en la historia del país. Y esperamos que las cosas a partir del primero de octubre cambien para bien o, al menos, se mantengan como están. Creo que esa es la esperanza de todo el país, que ha depositado su confianza en que una mujer, bajo la lógica de que las mujeres son buenas administradoras que cuidan el dinero y los recursos de la familia, pueda liderarlo.

En este país, las mujeres han sido esenciales para sostener a las familias cuando los hombres han salido a buscar el sustento en otros lugares; ellas son quienes se han quedado en casa cuidando y educando a los hijos. Por eso, tengo mis expectativas como ciudadano, y deseo que podamos seguir mejorando, todos los que creemos en que la vida es posible, en que los sueños son posibles, y en que la vida democrática ya es una realidad que debemos seguir fortaleciendo cada día.