Misael Habana de los Santos

Por: Misael Habana de los Santos

Que la política es un asco, una mierda, dice la gente. No, no es la política, son los políticos. La política es una ciencia para gobernar bien.

¡Y bueno! Desde el martes pasado, el gran espectáculo. El pleito de los ladrones después del hurto. La disputa de las hienas por la carroña.

Como si algo faltara en el país, como si no hubiera ya mucho lodo generado por los conductores de la maquinaria partidista en desuso. Hay mucho escándalo y mucha basura que tirar. Ni siquiera hace falta prender un ventilador; muchos ya están manchados.

¿Cómo es el debate que iniciaron Javier Lozano, el secretario del trabajo de Felipe Calderón, distinguido maestro y profesor de la Universidad Libre de Derecho en derecho laboral, y Marko Cortés, dirigente del Partido Acción Nacional?

Pues todo esto hizo que el debate también recayera, o lo salpicara, y no precisamente de agua, sino de porquería, a Felipe Calderón, que también entró en la polémica.

El espectáculo, de por sí morboso, lo seguí completamente. Lo vi, lo seguí porque me interesó ver qué tanta porquería se decía, porque eso es lo que pasa con los perdedores. Cuando se pierde, hasta en un equipo de fútbol, a veces los jugadores empiezan a echar la culpa, se suscita la bronca. El público les empieza a gritar improperios desde las gradas. Siempre entre los perdedores ocurren estas cosas. La victoria tiene madre, la derrota es huérfana.

En el debate entre los mandos panistas han salido asuntos que ya sabíamos, que ya intuíamos, que ya habíamos visto y escuchado en otros lugares. Por ejemplo, el emblemático caso de Genaro García Luna, el secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, creador de la Policía Federal y artífice de la misma. Se inmiscuyó en cuestiones de narcotráfico según las investigaciones y hoy está en los Estados Unidos acusado por lo mismo. No se le ha condenado porque, a lo mejor, ya es testigo protegido, y esta versión también ha circulado.

Y entre repartos de culpa sueltan la sopa sobre lo que ocurría en el poder político en México y su relación con este mal de males que tenemos, que se llama narcotráfico, narco violencia.

No tiene caso repetir lo que respondió Felipe Calderón, que reprochó a Marko Cortés los pobres resultados que obtuvo el PAN en la pasada elección. Es como reclamar a Marko Cortés por la pésima administración de Felipe Calderón cuando el PAN viene señalado desde hace muchos años por entregar el país al narcotráfico.

El país votó para cambiar después de todos los destrozos que hicieron los prianistas, el PRI, el PAN y el PRD, desde los fraudes, el Pacto por México y todo esto para destruir y desmantelar cualquier vínculo y compromiso del Estado con la sociedad.

Entonces, ¿por qué culpar solamente a Marko? También habría que culpar no solo a Marko, sino también a la candidata que tuvieron y que fue apoyada por todos ellos, por Felipe Calderón. Incluso la señora Xóchitl viajó a España para retratarse con su mesías.

Más allá de los escándalos de la sociedad que hemos visto y escuchado, yo creo que lo que tiene que hacer el Partido Acción Nacional es volver a lo que fue hace muchos años. Desde su fundación, el partido de Manuel Gómez Morín, el partido de algunos de los siete sabios, incluso dos guerrerenses (Teófilo Olea y Leyva y Alberto Vázquez del Mercado) que fundaron el Partido Acción Nacional, por cierto, y que creían en una línea humanista cristiana, una visión diferente de lo que se ha convertido el PAN: un partido de la ultraderecha en México, entregado al capital y olvidado de los principios cristianos que tuvo cuando fue fundado.

Y no solamente es el caso del Partido Acción Nacional, también del PRI, aunque el PRI creo que no tiene remedio; creo que va a desaparecer y se va a transformar en otro engaño por carecer de fundamentos teóricos y morales. En el PAN hay más sustento. Hay más compromiso con un ideal, con el ideal cristiano, el ideal humanístico, y bien se podría sacar bastante provecho, bastante contexto, bastante background histórico, un documento ideológico para salir adelante y tener una propuesta para el México moderno. Esto es lo que debe hacer más que estarse echando basura. Y, por supuesto, hay que hacer una limpieza en casa, tirar a estos liderazgos que no sirven para nada y que solamente han manchado al Partido Acción Nacional. Ojalá que los panistas bien intencionados, que creen realmente en la doctrina política de este partido, puedan brindar una alternativa desde la derecha civilizada y cristiana, una alternativa para el país.

El PRI no tiene caso salvarlo. Dejémoslo así. Mejor hay que aplicarle la eutanasia.