Soberón: enemigo del sindicalismo universitario
Además de un reconocido profesional de la medicina, el ex rector de la UNAM, Guillermo Soberón Acevedo, nacido en Iguala y fallecido en días pasados en Ciudad de México, fue militante priísta conservador, enemigo del sindicalismo universitario, represor del movimiento estudiantil y pionero de la privatización de la educación.
“Años hace que el ahora ex rector Guillermo Soberón Acevedo intentó agregar el criterio de productividad empresarial en la clasificación de los estudiantes universitarios. Su propuesta se llamó entonces Índice de velocidad y escolaridad, y consistía, grosso modo, en agregar al expediente de cada alumno una cifra que establecía si había sido un estudiante “bueno y veloz” (con buenas calificaciones y con la carrera terminada “en poco tiempo”) o uno “malo y lento”. De esta forma, argumentaba rectoría, las empresas tendrían más elementos para valorar y contratar a los egresados universitarios”, escribe el subcomandante Marcos sobre el político guerrerense, recién fallecido en Ciudad de México.
Aquel intento privatizador de Soberón fracasó. Después “del rompimiento de la huelga del STUNAM en 1977, y de la entrada triunfal a CU del rector, flanqueado por el entonces general policiaco y cocainómano Arturo Durazo Moreno y 18 mil policías y granaderos”, escribe el subcomandante Marcos en Páginas Sueltas Sobre el Movimiento Universitario.
A la huelga que se refiere el subcomandante, es la del 7 de julio de 1977, un movimiento de 19 mil trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que fue rota con “intencional violencia” por miles de policías.
La acción policiaca contra los trabajadores de la UNAM fue pedida y autorizada por los priístas Guillermo Soberón Acevedo y José López Portillo, rector de la máxima casa de estudios y presidente de la República, respectivamente.
El saldo: un millar de trabajadores universitarios vejados y encarcelados, decenas de dirigentes tratados como delincuentes y consignados penalmente.
La derecha priísta universitaria encabezada por funcionarios de las Facultades de Medicina y Derecho de la UNAM, escuelas conservadoras que imponían la vida política interna y a los rectores de la institución, no podían tolerar que existiera un sindicato de profesores que exigieran derechos de clase a la par que los trabajadores administrativos.
El profesor e investigador de la UNAM, Rafael Trejo Delarbre escribe sobre este movimiento afirmando que el guerrerense Soberón Acevedo, “en vez de buscar una conciliación (…) buscó una ruta de colisión que condujo a la intervención policiaca. El gobierno compartió esa estrategia y aunque dijera que lo hacía a su pesar, el presidente se decidió por el empleo de la fuerza contra los trabajadores universitarios”.
La huelga legítima fue aplastada con la fuerza policiaca, a solicitud del rector y con la anuencia del presidente de la República, ambos del mismo partido político, que veían en el sindicalismo universitario a un enemigo peligroso “infectado” por rojos y comunistas que pretendían acabar con la vida universitaria y de ahí acabar con la hegemonía del PRI en el país.
El Sindicato de Trabajadores de la UNAM se creó el 27 de marzo de 1977, producto de la fusión del Sindicato de Trabajadores y Empleados (STEUNAM) y el de Académicos (SPAUNAM). El primero constituido en 1971 y el segundo en 1975. Enemigo del sindicalismo universitario, el rector Soberón promovió la creación de un apartado “C” dentro del artículo 123 de la Constitución para normar las relaciones laborales de los trabajadores universitarios.
Este régimen de excepción laboral, a todas luces anticonstitucional, impulsado por Soberón, recibió el repudio de los sindicatos, incluso por el gobierno del presidente Luis Echeverría que concluía.
Soberón enemigo de la sindicalización de los trabajadores académicos hasta el último momento de su mandato, se negó a reconocer el derecho de los trabajadores universitarios y mucho menos uno que aglutinara a trabajadores administrativos y académicos.
Soberón Acevedo “en numerosas dependencias de la Universidad (…) habían promovido la creación de organismos gremiales contrarios al SPAUNAM. Durante varios meses el nuevo sindicato, STUNAM, gestionó su reconocimiento por parte de la Rectoría. Como no encontró respuesta tuvo que emplazar a huelga. Aun así el rector y sus colaboradores se negaban a dialogar”, (Ibid).
Y Guillermo Soberón buscó la salida al conflicto: la represión. Tras el académico, el médico reconocido, como una versión bananera del doctor Jekyll y el señor Hyde, también habitó en él, el político conservador, privatizador de la enseñanza y el represor del sindicalismo y movimiento estudiantil universitario. QEPD.
Fuente: Quadratín Guerrero