La frivolidad y el clasismo

En esta hora de la hora, después de 30 años de la aplicación de la misma “política” turística en Guerrero, sin resultados favorables cuantificables, sin transparencia, manejado unilateralmente por una sola persona, el secretario de Turismo, Ernesto Rodríguez Escalona y un equipo de “brothers” empresarios incondicionales, la coyuntura actual exige un cambio y éste no puede esperar, cuando el puerto y el mundo frente a la pandemia comienzan a cambiar.

Las acciones para la promoción del Acapulco de la nueva normalidad tienen que ser diferentes y distantes de las que desde hace tres décadas, hasta marzo pasado, ha venido aplicando el equipo del brother Rodríguez Escalona y siempre dirigidas a vender un destino turístico concebido dentro de la frivolidad y el clasismo, piedra de toque de la filosofía de la oligarquía cevichera porteña a la que él pertenece.

Para este grupo de políticos y burócratas, amafiado con los empresarios de siempre y bien conocidos en el gremio turístico, el uso de los recursos para la promoción turística de este balneario siempre ha sido a discreción y con opacidad, privilegiando sus propios intereses y los de sus negocios. Más que un recurso público y privado para el bien común, lo han ejercido como un botín.

El mejor ejemplo de la ineficacia y anacronía de este staff fue la realización de la última campaña de promoción del puerto, cuando apenas transitamos lentamente hacia el aplanamiento de la curva de la pandemia, de frente a un semáforo naranja que ha sido un  respiro para la enclaustrada economía local.

Evidentemente no hay interés en que las cosas cambien como exigen los tiempos, ni en las acciones de promoción, ni en los contenidos de las campañas que siguen presentando al puerto como una gran zona de (in)tolerancia hacia el alcohol, las drogas, la frivolidad de la discoteque para gente “bonita”, para millennials despolitizados.

Una campaña para los nacionales que vienen a Acapulco y que hablan inglés. Una muestra de la mentalidad de este grupo que ha monopolizado la promoción del turismo en el puerto desde sus inicios. Son una monería: “Mom I’m in Acapulco”.

Resulta que los burócratas de la Secretaría de Turismo Guerrero y los del Fidetur fueron a Ciudad de México a presentar su campañita e invitaron a los medios de comunicación más importantes para ellos, ya saben las televisoras y algunos periódicos fifís. Hasta ahí todo iba bien.

Cuando los representantes de los medios pidieron las pautas para la promoción, los burócratas y empresarios de la mafia turística de Guerrero informaron a los presentes que ésta se iba a realizar a través de algunos portales y con un selecto grupo de influencers. Y ardió Troya.

La pregunta es cómo es que se organiza una conferencia de prensa con medios convencionales para informarles que la campaña de promoción en cuestión se realizará por medios digitales.

Y en las redes sociales, el promocional no fue bien recibido. Los comentarios en las redes reventaron la campaña:

“Pésima campaña, el clasismo, la inconsciencia, los abusos y hasta el degenere brota en cada segundo”, “Si esto es Acapulco, mejor me quedo confinada otros 6 meses”, “Pocas imágenes de la playa o la bahía, ósea si está puerca el agua y así, pero no mamen Acapulco era bonito, es más que una bacanal, y paraíso de narco y trata”.

“La campaña financiada por el gobierno de Guerrero, titulada ‘Mom I’m in Acapulco’, promovida por la marca Acapulco Playing Since 1930, causó polémica en redes sociales al dirigir su publicidad a personas de clases altas”.

La avalancha de comentarios provocó que la Secretaría de Turismo Federal retirara de su portal el spot promocional de Acapulco ipso facto.

Aquí en Guerrero, ante tal desproporción del contenido mercadotécnico del promocional, con la realidad actual del estado, lo mínimo que tiene que hacerse, además de exigir cuentas de los recursos manejados durante los últimos meses, es retirar a todo el equipo que viene realizando la promoción turística del estado, sobre todo de Acapulco, desde hace casi 30 años.

El viejo Acapulco del  sexo, droga y reventón, como negocio de unos cuantos ya no es igual, la Covid 19 también ha venido a cambiarnos, pero el puerto de la impunidad y la falta de transparencia ya nunca será.