Odio y racismo contra regidor de Morena

“Tras la conducta de cada uno depende el destino de todos”, decía el conquistador Alejandro Magno. Y esta frase debería llevarnos a la reflexión a los acapulqueños después del linchamiento social a través de las benditas redes sociales en contra de un ciudadano, sobre todo por ser representante popular de un partido de izquierda.

Lamentables las manifestaciones de odio en las redes sociales en contra del regidor de Morena y miembro de la comuna del municipio de Acapulco, Andrés Alaín Rodríguez Serrano, generadas alevosamente por dos policías, representantes de la ley, que en vez de cumplir con su misión, aplicar el Bando de Policía y Buen Gobierno, multando o deteniendo al presunto infractor optan por una videograbación que no acusa ni exonera a nadie y sí pone en duda la veracidad de los hechos, la mala leche, la venganza política de quienes deben hacer respetar la convivencia entre los ciudadanos.

Más grave aún cuando se graba y difunde un video a través de las redes sociales para dañar a un tercero, en el contexto de crispación política que vivimos, preñada de racismo en contra de un regidor afrodescendiente y de izquierda, con dos ejes visibles: la filiación del edil y el color de su piel. Ambas condiciones provocaron la campaña de odio en su contra que circuló en redes sociales como si la discriminación en este país no fuera un delito grave.

Paradójicamente estas expresiones racistas se dan en una sociedad mayoritariamente mestiza, en donde el color de piel moreno tendiendo a negro es el predominante, en donde cualquiera supondría que estas manifestaciones no tiene presencia, ni influencia para generar una campaña de odio de las dimensiones que pudimos constatar en días pasados.

“Por eso nadie los quiere (a los negros)”,  “negro apestoso”, “antes eran esclavos”, “por más que uno no quiera ser racista, por eso no los quieren” , “que se ponga un cubrebocas blanco, así no sabemos si trae”, “la oveja negra de la familia” , “ de embalde tiene los webos (sic) negros”, “antes eran esclavos los hijos de su puta madre” , “si es pariente de René Juárez Cisneros es porque es negro y mitotero”, y un rosario de cuentas infames indignas de ciudadanos modernos que viven en una sociedad democrática y que incurren en acciones punitivas que atentan contra los derechos humanos.

Las expresiones las generó un sólo video  grabado y difundido por uno de los dos guardianes del orden del ayuntamiento de Acapulco que argumentan ahí que el regidor de Morena viajaba por la Costera conduciendo en estado de ebriedad un vehículo automotor sin respetar las luces de los semáforos. Ninguna de las dos presuntas faltas cometidas por el regidor son visibles o constatables en el video.

Lo que sí podemos ver es a dos policías molestos contra un ciudadano al que acusan de prepotencia, que espera sentado al interior del auto con su acompañante, en sus respectivos asientos. El resto de la argumentación de los policías, es la amenaza de cumplir la ley subiendo el video al Facebook, como si esta fuera una nueva manera de aplicar el Reglamento de Tránsito, dejando en la absoluta connotación de los videntes, los que como un jurado inapelable, juzgaron y condenaron por razones de odio a un joven negro como sucede en la selva urbana estadounidense.

Aún en las redes sociales donde todo parece escapar a la ley, hay normas. Y con este tipo de comentarios, en tiempos del movimiento Black Lives Matter (BLV) los usuarios podrían ser amonestados por Facebook.

Sin embargo, no menos grave, es dejar en las manos y a criterios de dos servidores públicos de seguridad, la aplicación de reglamentos a su manera, vía redes sociales.

Y más aún, cuando estos dos agentes de Tránsito forman parte de un cuerpo de seguridad señalado de frecuentes abusos y extorsión contra los ciudadanos.

Grupo policiaco, por cierto, que no cuenta con la confianza de la sociedad que los denuncia vía redes sociales como presuntos mordelones, corruptos, extorsionadores, etcétera. ¿Quién confía en las policías de Tránsito? ¿Qué credibilidad pueden tener dos agentes que al pretender extorsionar a un “ciudadano” son sorprendidos por una “autoridad” prepotente que se identifica como regidor?

El asunto no es poca cosa, amerita una investigación y castigo ejemplar para estos policías. Por otro lado, es la oportunidad para que las autoridades municipales estudien la posibilidad de aplicar el alcoholímetro como un instrumento técnico que dé cereza en la aplicación del reglamento a los infractores y quitarle a la corrupta policía de Tránsito el libre arbitrio de aplicarlo de acuerdo con sus usos y costumbres por todos conocidos.

No hay que olvidar que este cuerpo policiaco no ha cambiado y forma parte del viejo régimen que en Acapulco sigue imperando.

La lucha contra la corrupción y el racismo debe ser tema de la agenda política de la 4T acapulqueña.

Lo omisión de la autoridad para combatir estas manifestaciones nefastas de la incultura local, sólo ensanchará los espacios de convivencia entre los ciudadanos que expresan la falta de adhesión a la causa o a proyectos de terceros.

Ser solidarios con las luchas que se emprendan contra estas conductas, no sólo nos muestra con un perfil dadivoso o bienintencionado, sino como un ciudadano in-solidum, es decir, que enlaza los destinos de dos o más personas en comunidad con el único compromiso con aquel al que se intenta ayudar o emancipar.

Nadie es libre hasta que todos seamos libres, incluyendo a los imbéciles que hacen del racismo su cuota diaria de humor políticamente incorrecto, en contra de la sana convivencia entre todos.