Todo inició mientras tomaban cervezas heladas en el área del Tamarindo, casi frente a la Arena Coliseo, en la calle Tadeo Arredondo, hace 45 años, en la entonces tranquila colonia Centro de Acapulco. Un grupo de jóvenes comandados por Walter Torres, originario de Tierra Caliente y de oficio sastre, al salir del trabajo rasgaba las guitarras. No sabía a dónde llegaría. Muy pronto, con un sonido chando con decenas de éxitos y discos de oro se convirtió en estrella de radio y televisión bajo el nombre de Acapulco Tropical.
Con éxitos que se convirtieron en clásicos de la música popular mexicana, como Cangrejito Playero, Mar y Espuma, Mar Sagrado, también generaba por contagio un movimiento musical en las Costas de Guerrero y Oaxaca que aún no para de producir música y artistas regionales que han traspasado las fronteras nacionales como Koyuca 2000, Grupo Caribe, Mar Azul, Luz Roja de San Marcos —primero Luz Roja de Acapulco— y Los Cumbieros del Sur, entre otros.
Cuatro décadas y medias después, el próximo 6 de de marzo, el teatro Metropolitan de la Ciudad de México, y un grupo de artistas entre ellos Maldita Vecindad, reconocerán la trayectoria de esta acapulqueñísima propuesta musical que ni las autoridades ni la comunidad cultural guerrerense han terminado de comprender.
Junto al mar, frente al hotel Las Hamacas, nos reunimos con el creador de este grupo musical. Cuando lo veo entrar, inconfundible, con su camisa floreada al estilo Acapulco Tropical, el recuerdo casi me invita a la bailar con aquello de “Walter, Walter, me quiere conquistar…sí está bonita no me hago del rogar”. Con la brisa en la cara nos pusimos a platicar.
Dejó la rasposa voz del cantante, bien conocida por millones de seguidores. “Ya son 45 años y nos están haciendo un homenaje en la Ciudad de México; un homenaje merecido, que ni nuestro puerto de Acapulco, nuestro estado de Guerrero nos lo ha hecho y se le ocurrió al teatro Metropólitan”, se lamenta.
—¿Quienes te van acompañar ese día?
—Por mi lado van Los Cometas de Mike Laure, que salió más primero, él tantito que nosotros, y luego siguió Acapulco Tropical; así que es un grupo al que le tenemos mucho cariño, por su música, porque también es un grupo del pueblo. También va mi compadrito de La Sonora Santanera, el único que queda vivo y se llaman Los Santaneros de Pepe Bustos. Hay varios invitados por parte del teatro, va Panteón Rococó, Maldita Vecindad y otros dos grupos roqueros más.
—¿La gente de Maldita Vecindad quería trabajar con ustedes?
—Van a interpretar un éxito de nosotros que es Cangrejito Playero, que es un éxito mundial de Acapulco Tropical.
—Pero en el teatro Metropólitan no se va a poder bailar —le digo.
—Conmigo van a bailar. Yo ya he estado en varios teatros y los hago bailar, porque la música de Acapulco es para bailar. Ellos bailan en los pasillos, bailan en su lugar, desde su butaca. Aparte van a tener la oportunidad de pedirnos esas canciones que la gente tiene en su corazón. Las vamos a complacer y bien montaditas las 400 canciones que tenemos grabadas. Vamos a estrenar ahí el disco más reciente dedicado al puerto, que se llama Acapulqueando. Con ese disco completamos 400 melodías grabadas.
—¿Cuántos discos son?
—Para la gente de RCA Víctor, la madre de todas las compañías, grabamos 30 discos, de diez melodías; porque ante era esa la regla, ya cuando salieron los cidís son de 14, de 12 o 15 melodías. Así que yo llevo la cuenta, con este disco nuevo que van como 400 canciones.
—¿Dónde nació Acapulco Tropical?
—El grupo nació en la colonia Morelos, aunque yo nací en Tierra Caliente. Llegué al puerto a la edad de nueve años, aquí nos quedamos a vivir toda mi vida. Nací en el municipio de Coyuca de Catalán. Pero bueno, me vine muy chico, a los nueve años ya estaba aquí en Acapulco, pasé mi niñez, mi juventud y ya mi vejez también; así que a Acapulco siempre lo llevo en mi corazón.
“Ahí vivía yo, ahí hicimos nuestros pininos; ahí empecé a invitar a los otros miembros del grupo; antes era sastre y trabajaba en la Sastrería Ramírez, frente a la Arena Coliseo”.
—¿Y le hacías ropa a quién?
—A todo mundo que llegaba, hombres, mujeres, niños, pero en el medio artístico ni soñaba. El maestro Juan Ramírez tocaba algo y nos reuníamos ahí a la hora de la paga, el sabadito lindo, estábamos esperando a los clientes para que sacaran la ropa. Se ponía el maestro ahí con su guitarra ahí por el tamarindo.
—Una zona llena de cantinas.
—Pues sí, cantinas, pero en aquellos tiempos, no tomaba, ni fumaba si quiera porque tenía una abuelita muy estricta, empecé a echarme mis copitas por ahí ya cuando ella falleció, que dios la tenga en su santa gloria. Pero con ella viva ni fumaba; nunca he fumado en mi vida gracias a que ella era muy estricta.
—¿Quiénes se reunían ahí?
—Nomás teníamos una guitarra de cajón y en aquellos tiempos se usaba mucho los ritmos, los sones, con tresillo y guitarra, claves, maracas, tarolas, tumba, hasta una quijada de burro llegó hacer su ruido también. Sólo nos reuníamos a la hora que salíamos de trabajar, a las ocho de la noche, hasta que caía la primera pedrada, ahí ya corríamos cada quien a su casa.
—¿Quiénes eran?
—Los que iniciaron el grupo fueron Roberto Montalvo, Margarito García, Walter Torres, éramos tres chamacos que empezaban hacer ruido. Al final entró Lauro Navarrete, mi compadrito, gran compositor, temas bonitos que tenemos grabados. Y de ahí ya empezamos, el del acordeón dijo: “oye yo tengo en la casa un acordeón, yo fui soldado y en mis ratos que estaba franco agarraba mi acordeoncito”.
—¿Quién era el de la acordeón?
—Alberto Montalvo, de ahí de la colonia Morelos también; entonces le digo “tráetelo a ver cómo se oye”. Trajo la acordeón vimos que se oía bonito y bueno ya estaban las tumbas, las tarolas, yo tocaba las tarolas, y busqué un tumbero, ya estaba el acordeón y de ahí, dice “bueno hace falta la guitarra”. Así que llamamos a Miguel Ramírez, el famoso “Robalito”, lo llamé porque era mi compañero de la sastrería, a que le entrara al grupo. Pero ahora falta, un bajo, entonces mi compadre Lauro, él tocaba en un dueto, en los bares. Tocaba la guitarra, lo metí al bajo, entonces ya estaba el bajo, ya estaba la guitarra, estaba el acordeón, las tumbas, las tarolas, metimos a un chavo que tocara el güiro y ya estaba el grupo de seis elementos.
—¿Cuánto tiempo estuvieron trabajando?
—¿Macheteándole? ¡Uuuh!, estuvimos duro, mucho tiempo, porque nadie sabía tocar nada. Nos daba vergüenza que llegara un maestro a enseñarnos. Nosotros solitos empezamos aprender, por eso fue que nos salió ese ritmo tan diferente a todos los que había en ese tiempo y hasta la vez, todo lo que hay ahorita en el puerto, no chocamos con nadie.
—¿Y cuándo fue la primera vez que hicieron su presentación en fiestas o bares o cantinas?
—Fue una cosa muy rara porque el del acordeón vendía cocteles en la playa; entonces ahí los trabajadores de la CTM en la playa hicieron una fiesta y dicen: “oye tú tienes un grupo, ¿por qué no tocas ahí en el baile de nuestro aniversario?” Y llega y dice, “oye fíjate que dicen que si así y así”. No teníamos ni aparatos, ni nada y así que rápido nos armamos, y ya estábamos programados, fue en el hotel Casa Blanca, fue ante un público grande.
—¿Y qué tocaron ese día? ¿Cuál fue su repertorio?
—El repertorio que teníamos era Corraleros de Majagual, que son mis ídolos, de los más grandes que existían en Colombia, y teníamos también, de Miky Laure, y teníamos también éxitos de las orquestas de aquellos tiempos, pero con un ritmo muy diferente más movido y música de La Dinamita, compré un disco en Nueva York en el año 73, y grabamos dos temas de ellos. Ese era muestro repertorio.
“Y ya llegamos ahí, y bueno empezaron ahí: ‘que oye Beto ¿a qué horas empieza tu grupo?’ ‘¿por qué no han llegado los instrumentos?’ y es que no más rentamos una bocinota de esas de gorra, de las famosas bocinas Radson, habían dos micrófonos, uno pal’ acordeón y otro para las voces.
“Así que no más se veían las puras tumbas, y las tarolas ahí, y ‘no pues ya estamos listos ¿a qué hora quieren que empiece?’; ‘no pues ya es hora’ y así empezamos a tocar y la gente empezó a bailar, se oía bonito, diferente, todavía no estábamos muy prácticos. Empezó a bailar la gente y de ahí fuimos perdiendo el miedo. Me iba a Pie de la Cuesta y ahí le pagaba a los grupos, les daba una lanita para que me dieran chance de tocar, echar la paloma”.
—¿Y qué tocabas allá?
—En el aterrizaje de mi amigo chava en Pie de Cuesta tocaba un grupo que se llamaban Los Acapulqueños, tocaban los domingos, con nosotros. Eran vecinos de allá de la colonia… entonces le decíamos “oye te vamos a dar una lanita, danos chance de tocar para foguearnos”. Cada domingo íbamos un rato, como no teníamos instrumentos para escucharnos bien. Y ahí empezamos.
“Una vez en Puerto Marqués, estábamos tocando en unos 15 años, pegados a la playa en un restaurante, cuando un matrimonio se quedaba viendo y bailaba; entonces terminé de tocar y me llaman a su mesa y me dice: ‘oye su grupo se oye bonito, se oye muy guapachoso, bailable, ¿ya grabaron?, ¿tienen discos?’”.
“No, no tenemos, apenas andamos haciendo pininos, dice: ‘yo tengo un primo, que es el peluquero personal del maestro Eduardo Magallanes, director artístico de la RCA Víctor. Cuando vayas a México si quieres yo te acompaño, te presento a mi primo y a ver si mi primo te quiere llevar con el maestro Magallanes’. Empezamos a machetear las canciones, mi compadre Lauro era compositor y empezábamos con temas de varios compositores de aquí de Acapulco, y a armar un disco”.
“Fui a México, me presentaron, me llevaron a la RCA Víctor, pero no tuvo tiempo el maestro Magallanes de recibirme, volvía a ir otra vez y volví a ir, no teníamos dinero, tenía que juntar una lanita y volví a ir y volví a ir y así hasta que… ya de tanto verme ahí haciendo vaya, me dijo la secretaria ‘dice el maestro que no puede recibirte pero que me dejes la prueba que llevas’. Entonces en la XECCI, la estación de radio, ahí grabamos en su estudio una cinta, de ahí fui a México, me maquilaron cinco números y se los dejé”.
—¿Cuáles eran?
—Eran Acapulco Tropical, La Novia Fea, Mar y Espuma, Mar Sagrado y Sabor a Durazno.
—¿Pero ya se estabas escuchando acá en la radio cuando llevaste la prueba?
—Nada de nada. Había un programa de radio en vivo en la XECCI ahí tocaban tríos. Ahí grabamos 10 temas, esperamos un tiempo, para que saliera el disco, ya salió y la cosa rara es que la compañía tuvo la fe en nosotros y dice “¿cómo le llegamos nosotros al pueblo? es un grupo popular, había discos gruesotes de 33 revoluciones por minuto, muy costosos, entonces sacaron el disco igual al LP pero flexible, con poquito material. Y lo sacaron el mercado barato, luego el casete, era de ocho tracks, un gruesote, y luego sacaron el casete delgadito que conoce la gente de menos costo, lo sacaron de un material barato.
“Fue un reguero de pólvora, a los seis meses ya teníamos un disco de oro por más de dos millones de copias en la RCA Víctor, una placa de honor arriba de Pedro Vargas, arriba de Juan Gabriel arriba de José José, arriba de todos en la mera entrada. Y ahí siguieron los millones y millones de discos, para toda la república”.
—Sí, había buenas regalías, porque grabé la primera vez por ignorancia y la ansiedad de grabar, cinco años, grabé al tres por ciento… después el segundo contrato lo firme al cinco por ciento y así se quedó. Pero era un dineral, ahorita con la piratería pues ya recibe uno muy poquito y entonces las compañías ya casi no quieren invertir.
—¿Ya famosos tocaban en Acapulco?, porque en ese tiempo había muchos salones para tocar. Se fichaba en salones, platícame un poco acerca de eso.
—Casi nunca quisimos, y eso fue lo que nos ayudó, porque todo el que se mete a un bar de un hotel, ahí se amafia, ahí se queda ya, luego agarran chamacas de ahí y agarran el vicio, y nunca quisimos tocar ahí.
“Una vez me invitaron precisamente los amigos, estaban tocando en un yate, dijeron ‘fíjate vamos hacer una tocadita, vamos a echarnos la paloma’ y fuimos y ya no me quedaron ganas, una vomitadera de que se meneaban pa’ todos lados el barco, corríamos pa’ todos lados por los instrumentos pa’ allá y pa’ acá”.
—¿Estás hablando del yate Fiesta?
—Sí era el Fiesta en ese tiempo, entonces ya no quisimos; en bares me ofrecieron en la Zona Roja y todo eso.
—¿Nunca tocaste en la zona de tolerancia, en La Huerta?
—Será por la moral que teníamos, y los músicos me obedecían en todo, decía yo vamos a esperar, tocando en bodas, 15 años, mucho en San Marcos, Costa Chica, Costa Grande, íbamos mucho, pero siempre a bailes particulares, aquí en Acapulco también, entonces no tocamos allí.
—Hasta que puse yo mi lugar, porque no había lugares para albergar a miles de gente que iban a vernos, yo hice el salón, el Grupaca, pero lo hice 10 años después de estar como Acapulco Tropical.
“Después lo vendí, se lo vendí a un ingeniero y él le cambió el nombre, le puso Grupaca, que también mucho tiempo tocaban artistas en vivo”.
—¿Y tus contemporáneos de ese tiempo? Porque creaste escuela, Acapulco Tropical creó escuela y empezaron a surgir grupos por donde quiera.
—Algunos grupos ya estaban, pero en sus pueblos, en sus estados, sus regiones, pero sale Acapulco Tropical, hace toda esa revolución musical, toda eso sale, dicen las compañías bueno si la RCA descubrió un fenómeno como Acapulco Tropical, que vende discos, que mete mucha gente, entonces dicen ¿por qué nosotros no?.
—Y entonces empezaron, la CBS, Musart, Capitol, todo las compañías que estaban, nadie me quiso recibir, empezaron a buscar grupos “vamos a Acapulco, vamos a la costa, vamos a Veracruz” empezaron a buscar grupos también queriendo sacar una copia de Acapulco Tropical.
“Pero nunca encontraron un fenómeno tan grande que vendiera tanto disco, pero si surgieron muchos grupos con diferentes estilos. Lo bonito de antes que había, que cada grupo que surgía tenía un estilo propio. Salió mi compadrito Rigo Tovar, también como a los tres años, con su estilo muy propio”.
—De Tamaulipas.
—De Tamaulipas, bueno él vivía en Estados Unidos no vivía en Tamaulipas.
—¿Y de Guerrero?
—En ese tiempo estaba Grupo Caribe, estaba la Orquesta de los hermanos Chino, Koyuca 2000, surgió la Luz Roja de Acapulco, primero, y después Luz Roja de San Marcos, también buscando el estilo del Acapulco Tropical; La Luz Verde de Acapulco, Los Polifacéticos; los más viejos son Caribe, Koyuca 2000 , Los Kumber y la Orquesta de los hermanos Chino.
—¿Y el fenómeno de Emiliano Gallardo? Que se me hace que también tú fuiste la influencia, de Los Cumbieros del Sur.
—Esos son muchos más jóvenes. Mar Azul surgió de la época del Acapulco, mucho lo contrataron para alternar con nosotros, en Tierra Caliente y todos esos lados; Los Cumbieros hemos alternado mucho con ellos, tienen su estilo muy propio y su éxito también; por Puebla pegan mucho, Guerrero, donde quiera, han ido de gira a Estados Unidos también.
—¿Qué se sienten 45 años después de esto?
—Me siento bien, sigo componiendo, este disco nuevo que viene, son cinco melodías dedicadas a Acapulco, composiciones mías, sigo haciendo música y en las presentaciones personales, la gente es lo que me dice, de dónde sacas energía.
—¿Qué edad tienes?
—69 años, ya pegando a los 70, me veo como de 80 pero me siento como de 40.
—Hace 20 años te entrevisté y estabas igual.
—Lo que pasa que no ha habido vicios de nada, no fumo, tomo ni más de dos ni menos de una; tomé mucho en mi juventud, pero ahorita ya no. Ya estando en el grupo. La juventud, la inexperiencia, yo nunca terminé el primer año de primaria; imagínate, no sabía ni lo que era el dinero.
“Es más no sabía ni contar si quiera, me pagaban por decir 50 mil, 60 mil pesos en aquellos tiempos, eran dos costales de harina o de esos de maíz, y yo no más échale, échale yo no más veía que era billetes grandes y los echaba a la cajuela del carro y me iba con los amigos, con los compadres a chupar y a centros nocturnos”.
—Te toco una etapa bohemia ya siendo famoso, que gastaste dinero, tiraste el dinero.
—Sí, yo tiré mi dinero, bueno no lo tiré pero lo disfruté, vino, mujeres, pero te digo, la inexperiencia. Ahorita el vino no me gusta, las mujeres me siguen gustando, pero ya no más las huelo. Ya no sé ni pa’ que las quiero.
“Pero tú sabes que este medio es muy socorrido, debes tener una moral muy grande para poder aguantar todas las cosa que se te ofrecen aquí a flor de piel, esto no se combina con el vino, con las drogas, con nada”.
—Yo sé que ya no vives aquí en Acapulco, ¿por qué ya no vives aquí en Acapulco?
—Por mi trabajo, empecé a levantar otra vez el grupo al 100 por ciento, empezamos a agarrar una fuerza muy grande, y ya me agarraba muy lejos Acapulco para moverme en la República Mexicana; pues las tres horas de aquí a Cuernavaca y de ahí pégale para tal lugar.
“Entonces fue muy costoso y pasé que me fui a vivir cerca de Cuernavaca que de ahí ya me voy por decir a Puebla, estoy a dos horas, a Toluca estoy a dos horas y feria, al DF estoy a una hora, Estado de México, Puebla, Oaxaca, Monterrey, Aguascalientes, precisamente este sábado que viene estoy en San Luis Potosí, voy a estar cerca de Veracruz, estoy el viernes, el domingo también estoy por el lado de Puebla y el lunes, trabajo cuatro días.
“De ahí me vengo Acapulco porque tengo muchos asuntos que arreglar aquí, tengo mi casa también, y cuando agarro un descansito me vengo pa’ Acapulco, yo mi Acapulco no lo cambio por nada”.
—¿Y no te da miedo Acapulco ahorita cómo está? Porque es muy diferente al Acapulco que tú trabajaste.
—Es diferente al Acapulco de los 70, cuando era niño, de los 60 y tantos, porque ya ve que me venía yo de mi colonia caminando en la noche, caminaba yo por la Costera, las lunadas hermosas que se hacían aquí, tocábamos, en el Acapulco de noche.
“Ahorita es un Acapulco de día, pero nunca he tenido problemas, muchos grupos ya han tenido problemas, en las carreteras donde quiera, pero será que Acapulco Tropical es un grupo sano… tanto la policía nos para donde quiera y hasta bailan, ¡Ay mi Acapulco! dicen, desde que empezamos el grupo, siempre las fronteras estaban abiertas para nosotros, inclusive los de la migra conocían el grupo bien, hasta pedían autógrafos, les regalábamos discos.
“Tanto las autoridades como la gente de todos los ramos me imagino que quieren al grupo, porque es un grupo que le llegó al corazón del pueblo mexicano y ahorita los que crecieron conmigo, los que aprendieron a bailar, se casaron, los que están en buenos puestos van a mis eventos aunque sea de incógnito; algunos hasta lloran y dicen recuerdo esto, recuerdo el otro, bonitos recuerdos que me platica la gente”.
—¿Por qué este homenaje que están haciendo en México, por qué no te lo han hecho en tanto años en Acapulco?
—Yo digo que las autoridades casi no se preocupan tanto por la promoción del puerto, por el folclor del puerto, que tenemos tanto grupos, tantos compositores, escritores y todo eso, era de que el gobierno se comprometiera, se preocupara por el arte de nuestro Acapulco.
—¿Has podido ver al presidente municipal?
—No, precisamente a eso vine pero resulta que creo ahorita es el informe del gobernador allá, todas las oficinas están cerradas.
—¿Te dio cita para otro día?
—No, simplemente quiero verlo, es mi primo, no creo que se me niegue verdad, yo creo que ya es tiempo de que alguien haga algo, una secretaría, sino es el presidente pues el gobernador, aquí en Acapulco, para animar el folclor.
“En aquellos tiempos el departamento de turismo sacó un disco de Acapulco Tropical para promover el puerto con la imagen del Acapulco y con la música, para promover el puerto a nivel mundial, se grabó ese disco y se repartió en todos lados”.
—Ese vestuario que ustedes idearon, que era como del típico acapulqueño: pantalón blanco, zapatos blancos y camisa floreada…
“Era un delito en la capital y en muchos estados que el hombre se vistiera de blanco, entonces Acapulco Tropical, no nada más impuso su música, sino hasta el modo de vestir, ya en la capital cuando triunfamos y salimos mucho en la televisión, los maniquís de las tiendas vestidos de blanco, zapatos blancos ofertaban ‘viste al estilo Acapulco Tropical’”.
—¿Y las camisas?
—Las camisas, bueno creo que ya ni existe la tienda La Cita, ahí fuimos una vez, hicimos unas camisas y ahí trabajaban el bordado, había muchas trabajadoras del bordado y nos diseñaron las camisas de nosotros, nos gustó, empezamos a comprarlas pero vieron que hasta los grupos, una vez José José en un programa sacó una camisa como la del Acapulco Tropical.
“De ahí fueron subiendo el precio porque hasta el turismo las compraba también, me acuerdo que la última camisa que compre me la dieron en unos mil 500 pesos de aquellos”.
—¿Y a cómo la empezaste comprando?
“A 350 pesos y luego la tienda no sé qué pasó, desapareció la tienda y ya no hay tiendas que tengan bordadoras que te diseñen. Se acabó ese tipo de trabajo en el puerto. Todavía es un problema, ahorita, para el Metropólitan mandé a comprar a Mercado libre, de Hawaii, me van a mandar unas camisas Hawainas, porque es difícil conseguirlas aquí ya buenas. Porque aquí hay muchas floreadas, pero luego se arrugan, son muy calientes.
—¿Y en tu programa de los 45 qué vas a tocar? ¿Tienes ya algo listo?
—Todo lo que la gente ha pedido.
—¿Cuál es el programa clásico de Acapulco cuando llega a una tocada?
—Lo primero es ‘Acapulco Tropical’ el tema, que es el clásico, el disco de oro, luego metemos una movidita o ‘La Novia Fea’ o ‘El Solterito’, para calentar motores y de ahí yo ya le digo a la gente ¿a ver cuál quieren?, y empiezan que fulana, que mengana, todo mundo se sabe el repertorio, y no tardo ni un segundo en complacerlos.
“Y es lo que pienso hacer ahí en el Metropólitan porque hay mucha gente que no puede ir a los bailes populares, gente de edad o los niños y ahí va ser familiar, entonces va haber mucha gente que va a querer escuchar los temas de Acapulco Tropical en vivo, porque es un ritmo limpio es una cosa que no haga tanto ruido, que la gente la entiende y la escucha y la disfruta.
“Ahí quieren hacer algunas cositas, dije ‘bueno van a entras los roqueros hacer alguna actuación’, pero lo auténtico del Acapulco Tropical es su ritmo, lo que ha gustado a todas las clases sociales, ricos y pobres, así que es lo que vamos a presentar. Un Acapulco Tropical auténtico, como lo ha visto en las películas, como lo han visto en el cine, en la televisión, en vivo.
—¿Qué cambios ah sufrido Acapulco Tropical con sus integrantes de instrumentos o música?
—Ha habido cambios, esta es la segunda generación de músicos de Acapulco Tropical, los primero elementos empezaron a salir, otros fallecieron, mi compadre Lauro Navarrete ya tiene como 15 o 16 años que murió, Alberto Montalvo que es el que llevaba la acordeón clásico, también falleció, tiene como veintitantos años y de ahí los demás elementos a los 23 años de vida de Acapulco Tropical se empezaron a salir.
“Tú sabes que el ser humano no está conforme con lo que tiene, siempre anda en busca de algo mejor para superarse, y se salieron y creo que ya la mayoría están retirados. Mi hermano Elder que empezó el grupo también conmigo, Elder se salió y dejó a su hijo, el heredó el instrumento, todo. Está también mi hijo, que ya vaya tomando la batuta, porque puedo fallecer en cualquier rato.
—¿Así que va haber Acapulco Tropical para rato?
—Yo creo que sí, los músicos que tengo ahorita ya tienen veintitantos años, ya el de la acordeón tiene 25 años, el del bajo también tiene 27 años, mi hijo Ulises que toca el güiro tiene 18.
—¿Quién ideó ese sonido que tiene el bajo al inicio de Mar y Espuma?
—Fue una cosa rara, fueron de las primeras melodías que grabamos, precisamente mi compadre Lauro, él no sabía tocar bajo de cuatro cuerdas, entonces lo que hizo, fue con guitarra normal nomás le ponía el capo y ahí bajeaba, y con ese grabamos tres discos.
“Es el primero del que se oye el bajo finito, bonito; no la grabamos con bajo de cuatro cuerdas, entonces era guitarra común y corriente y le bajea con las cuerdas de graves… y así fue como ya después le fue agarrando la onda al bajo de cuatro cuerdas y siguieron las grabaciones”.
—Cuando ya eras famoso… tú Lauro y todo, el poder político trató de abrazarlos, ¿los han tratado bien los gobernantes de aquí?
“De aquí casi, como te digo será que cuando triunfamos nosotros nos fuimos para México, llegamos a una casita que no teníamos ni agua caliente, hasta conseguimos irnos para allá”.
—¿A qué colonia?
—Conseguimos 45 pesos a rédito para podernos ir allá por Indios Verdes, la colonia Zacatenco la Presa, allá vivía una prima de nosotros, entonces tenía un cuartito ahí y nos lo rentó, pero no tenía ni agua ni baño, no tenía nada pero no teníamos para más, los 45 pesos fueron para pagar la papa y para podernos mover, entonces ya dijimos Acapulco Tropical se va de gira a México, triunfando.
“Ahora sí que nunca nos choteamos en Acapulco, cuando veníamos para acá, ya veníamos como de México para acá, como estrellas. Ay, así fue”.
—¿Qué salones recuerdas, lugares masivos en donde tocaste aquí en Acapulco de aquellos años?
—Te digo que no había, el único que estaba más grande era el electricista, ya después hice mi salón; luego tocábamos en la playa, en las llamadas lunadas, promoviendo al brandy Presidente.
—¿En dónde eran las lunadas?
—Aquí en playa Hornos.
—¿Qué días?
—Los días que eran promociones, pero no había lugares grandes para Acapulco Tropical, porque nos fuimos a México, la primera presentación que tuvimos fue en Televisa con Siempre en Domingo. No’hombre fue una cosa espantosa de gente, ya no cabía ni un alma, las calles… se paró el tráfico.
—¿Cómo los trató Raúl Velasco?
—Bien, éramos un gigante, adentro del estudio ya no cabía ni un alma, tuvimos que entrar, por una puerta de emergencia, tuvieron que tirar una puerta que estaba sellada para poder entrar, porque ya no se podía entrar por ningún lado.
“Entramos y fue la locura allá adentro, y de ahí simultáneamente se hizo la presentación en el Salón California Dancing Club, colonia Portales, el más famoso de aquellos tiempos, éramos los estelares con grupos locales de ahí.
“Cuando llegamos de Siempre en Domingo nos fuimos ahí al Salón California, y pasaba lo mismo, lleno, no se podía ya pasar, helicópteros, patrullas, ambulancia recogiendo gente tapadas tres calles del Tlalpan para allá, tres calles para acá, y bueno la gente espantada”.
—Añoras esos tiempos.
—Los añoro porque eran tiempos hermosos, la gente apreciaba más la música, los grupos, iban al California Dancing Club, la gente que se desmayaban y te aruñaban, te desgreñaban… esos tiempos se han acabado, será porque hay mucha comunicación, ya los grupos ya los conocen hasta las anginas de tantos programas que hay.
—¿Y qué opinas ahorita cuando estás fuera de lo que dicen de Acapulco, de la violencia y todo esto?
—Es lo que me preguntan siempre, ahorita llevo 15 días en promoción, prensa, radio y televisión para promover lo del evento y me preguntan eso, y les digo, Acapulco el pueblo está tranquilo, el turismo está tranquilo, son casos aislados que fulanito contra perenganito. Pero yo vengo Acapulco y vivo por ahí cerca de la Zapata.
—Nunca te saliste de tu barrio, de tu lugar, con el dinero y el éxito.
—No, ahí viví tanto tiempo hasta que me fui a mis giras y todo eso, pero ahí nació el grupo, ahí tengo mi niñez, tengo mi juventud, ahí familia todavía mi hermano está ahí. Para mí la colonia Morelos, la añoro, y voy seguido a ver a mi hermano.
“Y me salió la oportunidad de comprar esa casa ahí para mis recreos, y está muy bien y vengo y según dicen que hablan que la Zapata matan y todo eso, como decía Elías Acosta el chiquito de Acapulco, un fonomímico famoso en los 70 en Acapulco, ‘en la Zapata violan, matan… la prensa mitotera, yo voy todas las noches a ver si encuentro algo ahí, ni encuentro, ni me pelan si quiera, esos periodistas mitoteros ni siquiera violan ahí’. Así que digo yo también ahí no pasa nada”.
“Yo siempre defiendo a mi Acapulco a capa y espada, aquí, en Estados Unidos, en Centroamérica, en donde quiera lo defiendo y digo que Acapulco está tranquilo, que venga la gente. Y yo siento que no me hayan hecho un homenaje en Acapulco, yo siento que he promovido más el puerto, más que los gobiernos, más que los turisteros, lo he promovido más porque son mínimo 20 mil personas que me ven cada semana en diferentes lugares y siempre digo en un puentecito vayan Acapulco y chistoretes de Acapulco vacaciones de Semana Santa en Acapulco, se acerca diciembre váyanse Acapulco”.
“Doy regalitos de Acapulco, cangrejitos de aquí de Acapulco, me llevo cocos que dicen Acapulco y los reparto en los bailes, pero te digo yo no estoy resentido, con que mi pueblo me quiera, que sepa que yo nací aquí en Acapulco, el grupo que nació aquí, con eso estoy conforme. Si Turismo no me hace nada, me vale, siempre me alegro que dicen que el puente que vino ahorita, llenísimo, es más vine, estuve dos días y mejor me fui porque no pude entrar para acá”.