Por Misraim Olea Echeverría

El Partido Revolucionario Institucional fue el primer partido político nacional que aglutinó y organizó a los principales liderazgos de los estados del país. Luego de dos cambios de nombre, a mediados de los 40 las siglas del PRI fueron ampliamente conocidas.

El PRI, como el partido hegemónico que fue por más de 60 años, captó, formó e impulsó a una gran cantidad de cuadros y liderazgos políticos. Algunos, como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez al ver frustrados sus intereses al interior del tricolor, abandonaron sus filas y se lanzaron a la aventura en 1988, donde ocuparon cargos importantes que les permitieron ser los líderes de la nueva izquierda mexicana de la época.

El movimiento “democrático” encabezado por Cárdenas Solorzano, lo postuló en 1988, 1994 y 2000 a la Presidencia de la República; en 2006 postularon al también ex priísta y ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, quien repitió la candidatura en 2012; en 24 años y 5 procesos electorales, la izquierda democrática mexicana sólo tuvo 2 candidatos.

Bajo el amparo del discurso democratizador, López Obrador, fundó su partido político en 2012, en el que confluyeron ex priístas, ex panistas y en su mayoría ex perredistas que vieron en el Movimiento de Regeneración Nacional una oportunidad de continuar formando parte de la vida pública nacional.

López Obrador no tenía otra opción más que romper con los tres principales partidos para lograr llegar a quienes también estaban ansiosos de otra opción, eso le permitió crear un discurso que lo alejaba de lo que llamaba “la mafia del poder”, que tenía su origen en el llamada PRIAN, la mezcla del PRI y del PAN, partidos que en dos ocasiones le ganaron la elección.

El discurso de Obrador fue muy bien aceptado, al ser oposición y señalar constantemente los errores de los gobiernos en turno. Ahora que MORENA es mayoría en las cámaras federales, en las locales, gobierna municipios y estados, ese discurso ya no coincide con la realidad ante la evidente falta de resultados.

Los gobiernos morenistas y lo alejado de estos con los principios del partido han generado una descontento entre militantes y simpatizantes, a quienes lo único que les ha quedado es trasladar su enojo y culpar una vez más a “la mafia del poder”.

El PRI continúa siendo el villano favorito de los seguidores de AMLO, cuando existe un error en sus gobiernos culpan a los ex priístas, “a los infiltrados del prian” y a todo aquello que les haga sentir que no están equivocados. Todo lo que no pueden explicar y no aceptan se resuelve culpando al PRI.

El PRI ha sido, es y será fuente de cuadros y líderes políticos. Una gran cantidad de jóvenes formados en las últimas generaciones de la Escuela Nacional de Cuadros del PRI han sido coptadoa para engrosar las filas de diversos partidos.

Los partidos políticos son la vía para formar cívicamente a la ciudadanía, politizarla y generar conciencia social; la formación de cuadros debería ser una prioridad, ya que son estos quienes forman parte de la toma de decisiones. Un cuadro no se forma en un día, la formación y capacitación involucra participar en la vida pública, entender la administración pública y tener formación política. Quizá por eso aún se tiene que recurrir a llevarse cuadros a otros partidos.