Por: Misael Habana de los Santos
Guerrero está ubicada en el sur ámate de mar y montaña, decía un poeta. Pero también es un sur violento. Hay una canción de José Agustín Ramírez que dice Guerrero “tierra de hombres bravos y de acero”. El nombre del estado es el apellido del prócer de la guerra de independencia, Vicente Guerrero, un hombre valiente que se levantó en armas contra la opresión. De ahí heredamos el nombre Guerrero.
Somos un estado bravo en el sentido de fiereza y rudeza. La historia lo dice; no es nuevo que Guerrero sea un estado violento, lo ha sido toda la vida. Recuerdo las grandes masacres y matanzas desde los copreros, antes de la Revolución. Aquí se hizo la independencia con balas y caballos, aquí se hizo la Revolución con balas y caballos, y aquí se han realizado todas las transformaciones sociales y políticas más importantes que ha tenido este país Por ejemplo, en Guerrero tuvo la lucha contra el partido único, la guerra de guerrillas con Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, y casi todos los movimientos armados de este país pasaron por Guerrero. Por algo será.
Un gobernador priísta, René Juárez Cisneros, para describir a la entidad y justificar la inoperancia en algunas acciones, especialmente aquellas relacionadas con la inconformidad, la protesta y la violencia, dijo que Guerrero no era Disneylandia. Para cualquier cosa lo citaban: “Guerrero no es Disneylandia”. Por supuesto que no lo es. Es una sociedad marginada, una sociedad con pobreza histórica que no hemos podido erradicar.
Cuando ponen a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda en décimo lugar, creo que hay que felicitarla a ella y a su equipo porque están montados en un león, en un toro bravo. Que los coloquen en décimo lugar entre los diez mejores de la República no es sencillo. Sé que esta preferencia y aceptación se debe en gran parte a la simpatía natural de la gobernadora, a su belleza, pero también a las acciones concretas que han llevado a cabo en casi tres años de gobierno.
Esperemos que sigan con ese ánimo y aceptación. Hay que mejorar muchas cosas en la entidad, y una de ellas es el problema de la violencia. Sé que no es competencia solo del Estado, sino también de los municipios, del gobierno federal y de nosotros, la sociedad, que nos hemos dejado llevar por la subcultura del narco y la violencia, aceptándola como algo normal cuando no lo es. Expresiones que no debería ser aceptadas por la sociedad.
Vemos a gobernantes corruptos y los aceptamos. Ahí están haciendo campañas, nunca han sido procesados ni juzgados, pero nosotros lo vemos como normal. Llegar al poder no es para enriquecerse. Tenemos que combatir esas taras propias de nuestros políticos.
Volviendo al tema, el problema de la violencia en Guerrero debe combatirse con educación, cultura y acciones de inteligencia militar y policiaca. Esto no es bueno para nadie, ni para la vida cotidiana de la sociedad, mucho menos para las autoridades, que a veces se percibe que han sido rebasadas por este flagelo.
En cuanto al asunto violento de Copala, ayer fue sepultado el capitán de la Marina, presidente electo de ese municipio de la Costa Chica, Salvador Villalba Flores, conocido allá como “el Loco”, que jugó por el partido político México Avanza. Creo que las autoridades deben poner más atención a la investigación, en las declaraciones de los actores y su vínculo con la lucha por el poder.
Las declaraciones del suplente, también marino, son dignas de ser consideradas como líneas de investigación y pueden tener diversas interpretaciones. Hay que investigar y continuar hasta las últimas consecuencias. El presidente de la República llamó a este hecho como un ajusticiamiento. Habrá que revisar todas las líneas de investigación porque la sociedad demanda información concreta y verídica sobre el caso y también de otros casos de violencia e impunidad.
La Fiscalía General del Estado ya debe dar resultados y superar la percepción social de que solo está para armar carpetas de investigación que no investigan y que tampoco dan resultados.