Acapulko Tropikal / Misael Habana de los Santos
“Sin ser la gran investigadora. Mi vulgar sexto sentido me dice que los fraudes contra los clientes en Banamex lo hacen los mismos trabajadores del banco. Estuvo a punto de que los delincuentes se llevarán 500 mil pesos de mi cuenta, un dinero que ni siquiera era mi dinero, pero que sí lo hubieran sacado los mañosos el banco me lo hubiera cobrado a mi. Afortunadamente el mismo banco me alertó y frustró el fraude y en donde la única perdedora soy yo. Su pendeja”.
Así recuerda Angélica que el pasado miércoles estuvo al borde de un ataque de nervios cuando un supuesto ejecutivo del departamento de fraudes de Banamex le informó con voz intemporal a través de la vía telefónica que su cuenta bancaria había sido atacada y había que hacer algunas acciones urgentes para evitar males mayores en contra de su patrimonio.
Le dijo que abriera su app y que entrara a la cuenta.
“Y luego dicen que Dios no existe”, dice angélicamente la afectada, “pero con los nervios de punta se me olvidó el número de la cuenta, de cliente y la contraseña”. Ella creyó que ese olvido momentáneo daría más tiempo de operar a los delincuentes. Así que el nerviosismo subió a más de cien en la escala que mide la ansiedad y el estrés.
Lo que ella no sabía es que el presunto funcionario bancario tenía todo preparado y la llevó de la mano, como un Dante en el infierno, a los intestinos de la computadora y al purgatorio de sus fobias.
Así que le ordenó que desde otro número telefónico continuaran la llamada y en el primero seguir operando sobre la app.
Por whatsapp el mismo funcionario le envío su número de cuenta y hasta una contraseña creada por él que tenían las iniciales de su nombre y apellidos y dos números. Al colocarlos la cuenta abrió el menú y todo parecía normal, las mismas cantidades a favor, las mismas deudas a las mismas empresas de servicios, etc.
Le dijo el de la voz telefónica que fuera el netkey mientras él le enviaba códigos QR los que facilitaban decía proteger el capital que había en las cuentas.
Después de hacer dos operaciones el supuesto funcionario le indicó que tendrían que esperar una o dos horas más para continuar y que después de hacer los movimientos tendría que ir al banco con un ejecutivo de apellido Onofre Balanzar a las 11 am del jueves en la sucursal del Centro de Acapulco para que pusieran en orden su cuenta.
En la primera acción logró detectar el nombre del propietario de una tarjeta con domicilio en Pachuca de nombre común Jorge Sánchez Martínez y quien era el supuesto hacker.
También ya había dado de alta un nuevo número de cuenta bancaria a donde iría el dinero protegido. Los mecanismos del banco tardaban en autorizar los movimientos y la operación quedó suspendida, en revisión.
Así que dos horas más tarde, a las cinco en punto, le volvió a llamar para continuar con “la protección de sus cuentas” e intento transferir unos 148 mil pesos en dos operaciones dijo que en esas cantidades para evitar pagar el impuesto.
Estaban en esas cuando recibe otra llamada telefónica de quien se identificó como parte del equipo anti fraudes de Banamex.
En ese momento Angélica estalló en ansiedad como Carmen Maura en un film de Pedro Almodóvar. Tenía en dos llamadas distintas y al mismo tiempo a dos funcionarios de Banamex que cada cual le advertía que estaban a punto de cometerle un fraude bancario.
¿Quién de ellos era el doctor Jekyll y el señor Hyde? ¿A quién creer si los dos hablaban de lo mismo?¿Quien era el defraudador? ¿Quién era el malo? ¿Quién era el bueno?
El último funcionario le ordenaba que le colgara la llamada a quien estaba operando el fraude y no volviera a responderle jamás, que bloqueara su número, cerrar la app y volver a abrir la app cambiando la contraseña y borrar las cuentas bancarias en las que se intentó realizar las operaciones.
El otro insistía en que continuará con las operaciones para protegerse del fraude, un fulminante: ¡do it! o te arrepentirás.
Dice Angélica, aún nerviosa, que decidió seguir las instrucciones del último porque nunca le pidió datos personales y eso, más una corazonada que tuvo, le brindó confianza cuando estaba a punto de derrumbarse.
Cuando abrió la cuenta con la nueva contraseña apareció una cantidad de dinero que no reconocía y que ingenuamente creyó que habían olvidado los defraudadores en su digital huída.
Nada más que 500 mil pesos que no eran de ella pero que estaban en su cuenta y que desde que los vio ahí en todos sus dígitos como la lechera comenzó a pensar que hacer y como gastarlo.
Al día siguiente fue al banco y explicó a un ejecutivo el calvario que había padecido consecuencia de la acción de los supuestos funcionarios anti fraudes del banco.
La ejecutiva bancaria desde su aireada oficina le dijo que todo estaba bien y que no había prosperado el fraude.
La angelical maestra de yoga le dijo al Ejecutiva uniformada.
— Pero en mi cuenta hay 500 mil pesos que no son míos.
— Es dinero de un préstamo que usted pidió al banco, le respondió.
“No, yo no he pedido ningún préstamo. Así que regresen ese dinero de donde salió” histérica gritó Angélica.
“Mire desde su spp puede hacerlo pero como el préstamo se solicitó y autorizó ayer, 24 horas después ya generó intereses que usted tendrá que pagar y que es un cargo de 250 pesos diarios” dijo la representante de Banamex.
“Regresé el dinero del préstamo que bajaron los defraudadores a mi cuenta para de ahí trasladarlos a la de ellos. Pagué el impuesto que generó un préstamo que nunca pedí y me quedé con una incertidumbre que no cura los 9 mil pesos que tengo en mi cuenta de Banamex ¿después de todo que son 300 pesos frente a 500 mil que se hubieron llevado los mañosos con solo agarrar a su pendeja, hablarle tranquilo como funcionario bancario y apretar algunas teclas del teléfono? Dice sin drama la buena Angélica.
— Por eso te vuelvo a decir: esto solo lo pueden hacer los mismos trabajadores de Banamex y de todos los bancos. En alianza con la delincuencia organizada que tiene todo bien organizado hasta en los bancos ¡Dios nos coja confesados!