Por Misraim Olea Echeverría

Ante la falta de apoyos federales a las jefas de familia mexicanas, la desaparición de programas como Prospera, estancias infantiles, comedores comunitarios, apoyos y becas a madres jefas de familia, así como la pérdida de empleos y el aumento de precio en los productos de la canasta básica; un sinnúmero de mujeres han optado por emprender negocios a través de redes sociales.

Postres, comida, ropa, maquillaje y accesorios, por mencionar algunos, son productos que se ofertan en páginas y perfiles, principalmente de mujeres; quienes ante diversas circunstancias buscan generar ingresos extra que ayuden con la manutención del hogar.

Facebook es la principal plataforma de ventas de esta nueva forma de comercio informal, las facilidades que otorga para alcanzar a un mayor número de personas la hace atractiva y muy recurrida. En la actualidad es más común ver videos en vivo en los que se ofertan los productos y se realizan dinámicas de ventas.

En diversas páginas de Facebook y perfiles de twitter e Instagram se ha vuelto popular la publicación de memes en los que se utiliza el término de “neni”, haciendo referencia a la forma amable en la que vendedoras y posibles compradoras se dirigen entre sí. Esta ridiculización, una vez más ofende el carácter emprendedor de mujeres que buscan salir adelante y llevar más recursos económicos que apoyen a la economía familiar.

En muchos casos, mujeres casadas han emprendido negocios en la economía informal, en tiempos de pandemia se ha vuelto más difícil vivir de un solo ingreso, cosa que se complica cuando las mujeres son solteras ya que se vulnera aún más su situación, al tener que enfrentar solas situaciones como la manutención del o los hijos/hijas. Si estos son menores se dificulta aún más, por la vulnerabilidad del menor.

“Luchona”, es otro término con el que se refieren a estas mujeres jefas de familia o de familias monomarentales, quienes enfrentan circunstancias adversas como es encontrar apoyo para cuidar a sus hijos o hijas mientras trabajan o incluso para salir a pasear.

Las repercusiones sociales y económicas negativas para las madres jefas de familia son incontables, aún con el apoyo de sus familias sus oportunidades de desarrollo profesional y personal, así como de formación educativa se reducen significativamente, desembocando en empleos mal remunerados que a la larga también afectan a quienes dependen de ella.

El 2021 no ha sido mejor que el año pasado, para algunas personas ha significado un año trágico. En lo económico no es diferente y es este el momento de pensar que transformación necesita nuestra sociedad, quizá un cambio mínimo sería el de dejar de ridiculizar a las jefas de familia que enfrentan circunstancias difíciles para desarrollarse plenamente y a quienes hacen esfuerzos para llevar un poco de dinero a su casa. Erradiquemos la ridiculización de las mujeres que todos los días salen a enfrentarse con su realidad, que es muy diferente de la de nosotros, los hombres.

Quizá sea muy difícil romper de tajo el pacto patriarcal, pero empezar a cuestionar nuestro lugar como que tipo de hombre somos en la sociedad, podría ser un inicio de ello.