Adiós a la clase política extractiva
¿Alguien ha oído, leído, alguna disculpa de algún político del PRI, PAN, PRD, por la situación en la que dejaron al país, al estado, al municipio, con su gobierno? Sin duda, todos ellos miembros de una élite extractiva que saqueó los recursos, arruinó las finanzas públicas en nuestras entidades.
Yo no conozco alguno que lo haya hecho, algún ex gobernador, algún ex alcalde, algún senador, algún diputado o funcionario público que haya pedido perdón a los ciudadanos. Pero sí los he visto, frente al país destruido, buscar nuevos puestos de representación popular para seguir con sus prácticas extractivas de los recursos públicos para su beneficio.
Sí los he visto denostando al nuevo gobierno federal y a sus funcionarios que combaten y descubren la corrupción del pasado, como si tuvieran un ápice de calidad moral y ética del ejercicio público para cuestionar la ineficacia.
Si usted los conoce señálelos, denúncielos. El bienestar común, la mayoría de ciudadanos se lo agradecerá.
En el libro Por qué fracasan los países, de Daron Acemoğlu y James A. Robinson, profesor de economía en el MIT y de la Universidad de Harvard, respectivamente, me encontré un concepto que aplica muy bien para explicar al grupo que ha gobernado Guerrero, desde Alejandro Cervantes Delgado para acá.
Son los mismos hombres y mujeres, aunque cobijados en diferentes colores de la geometría política local, y que van desde el priísmo profundo, pasando por el PAN, PRD, MC, y recalando en algunos abanderados de Morena. Por su formación, por su cultura, por su práctica y aplicando el concepto de Acemoğlu y Robinson, es una clase política extractiva.
Son los que llegaron al poder por herencia, recomendación, devoción e incondicionalidad a toda prueba al jefe, al líder, al partido con listas cerradas y bloqueadas, que ha creado esta clase política “profesional”.
“Desde hace ya tiempo, los cachorros de las juventudes de los diversos partidos políticos acceden a las listas electorales y a otras prebendas por el exclusivo mérito de fidelidad a las cúpulas”, dicen los autores y esta razonamiento aplica para la actual clase gobernante de Guerrero, de todos los partidos políticos.
Este andamiaje ha terminado por “tener un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio”. Los miembros de esta clase política han llegado saquear, a extraer los recursos públicos de los guerrerenses.
Dicen los autores del texto que “la destrucción creativa” es una característica del capitalismo más dinámico, moderno. Y ponen de ejemplo, la siguiente anécdota histórica:
“Durante el reinado del emperador Tiberio un hombre fue a ver al Emperador para presentarle un invento. Se trataba de vidrio irrompible. El emperador mando matar a este hombre «para que el valor del oro no se reduzca al del barro»”. La cita bien puede ser aplicada a varios episodios de nuestra historia local.
Dicen los profesores del MIT y de Harvard, que escriben este texto al alimon, que “la destrucción creativa es necesaria para el crecimiento y la adaptación de la productividad de un Estado al contexto que le rodea. Sin embargo, pocos gobiernos están dispuestos a dar ese paso de manera voluntaria, pues ello significa pasar del círculo vicioso (donde unos pocos gobernantes se benefician de mucho) a un círculo virtuoso (donde los pocos privilegiados pierden gran parte de sus privilegios a favor del resto)”.
Y el círculo vicioso creado por nuestra clase política guerrerense, es anquilosado, casi decrépito y exige su ruptura para dar paso a un círculo virtuoso con una nueva clase política que distribuya los privilegios ancestrales con la mayoría que pide cambios.
Volviendo a los autores de marras y parafraseando con la realidad guerrerense, podemos decir que la dinámica nacional generada por la 4T exige los cambios políticos generacionales en la entidad.
Cuadros políticos que hagan transitar a la sociedad guerrerenses abierta y moderna, que permita “un sistema institucional inclusivo, es decir, un sistema que distribuya el poder político y económico de manera amplia, que respete el Estado de derecho y las reglas del mercado libre”.
Ha llegado la hora en Guerrero de mandar al basurero de la historia el poder de castas, de apellidos, que da el poder y el dinero, para dar paso a la destrucción creativa de lo viejo por lo nuevo, una revolución incesante de la base económica desde dentro.
Ha llegado la hora del relevo de la clase política extractiva, esté en el partido que esté, ese sector como la oligarquía cevichera acapulqueña que abomina la destrucción creativa, que rechaza “cualquier proceso innovador lo suficientemente amplio como para acabar creando nuevos núcleos de poder económico, social o político”.
El fin de la oligarquía cevichera, que desprecia el desarrollo social, la cultura, la educación e incita a la animadversión más que a la innovación.
La destrucción creativa como revolución incesante de la estructura económica desde dentro, desde lo político, puede ser posible si es encabezada por líderes modernos que no pertenezcan a la clase extractiva, miembros de una nueva generación que en su acción destruya lo antiguo creando lo nuevo.
Sólo veo a dos líderes capaces de hacerlo, los dos quieren ser candidatos por Morena. Escúchelos es fácil ubicarlos.
Y la vieja clase política extractiva (corrupta) tiene que despedirse pidiendo perdón a los guerrerenses, en vez de andar pidiendo el voto para volver o mantenerse en el poder. Ni modo, ha llegado la hora del relevo. ¡Hasta la vista, baby!
Fuente: Quadratín Guerrero